Ley REP y economía circular retos para los productores e importadores

Tras la entrada en vigencia de la Ley REP, los fabricantes deberán organizar y financiar las gestiones de los residuos de sus productos, considerando que buena parte de la basura que se produce en Chile corresponde a algún tipo de plástico.

El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional del Reciclaje, fecha en la cual cabe preguntarse cómo hemos avanzado en el país. Tras la entrada en vigencia de la Ley N° 20.920 de Fomento al Reciclaje y Responsabilidad Extendida al Productor (REP) en el país, se abren diferentes retos para los productores e importadores de productos considerados prioritarios.

La normativa establece que todos los productores o importadores de productos prioritarios -aceites lubricantes, aparatos electrónicos, baterías, pilas, envases, embalajes y neumáticos- deben hacerse cargo de los residuos que generan. De esta forma, estos desechos deben volver al lugar en el que fueron fabricados o desde donde se distribuyeron. A raíz de esto, se establecen metas de recolección y valorización según cada producto.

Antes de la ley, la producción industrial pasaba por alto las consecuencias negativas que tenía para el medioambiente. Sólo se encargaban de elaborar, procesar e industrializar sus productos.

Mauricio Quezada, socio de Ecoven, startup de reciclaje chilena a través de máquinas dispensadoras de botellas plásticas y otros materiales, indica que “la ley representa distintas metas que deben cumplir las empresas generadoras, lo que sin duda trae un gran desafío en estos tiempos, sobre todo, en pandemia”.

Según el informe “Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe” de ONU para el Medioambiente, en América Latina y el Caribe se generan 541.000 toneladas de residuos urbanos al día. Se cree que esta cifra aumentará un 25% para 2050. Además, el 90% de los residuos no se aprovechan y 40 millones de personas no tienen acceso a la recolección de residuos.

Es por esto que es tan importante prevenir los impactos de una inadecuada o inexistente gestión de residuos. Es necesario, entonces, diseñar e implementar políticas y estrategias públicas apropiadas; definir un soporte institucional con adecuados marcos regulatorios; utilizar tecnologías disponibles para toda la ciudadanía; y usar indicadores de gestión y mecanismos de educación y comunicación que permitan su integración y sostenibilidad.


El problema del plástico y su solución

Práctico y versátil pero contaminante. Así es este material que desde su irrupción en el mercado, a comienzos del siglo pasado, se convirtió en casi un imprescindible. Claro que su gran uso y la generación de sus residuos en diversas áreas se transformó en un problema que parece no tener solución.

Actualmente existe una serie de campañas que buscan eliminar la presencia de los plásticos de un solo uso pero hay un trabajo pendiente con los que ya están en condición de desecho. Así lo demuestran las islas flotantes en los mares a las que se suman alrededor de ocho millones de toneladas de plástico cada año.

El informe “La realidad de los plásticos: Mitos y verdades”, realizado por la organización española Forética señala que “los distintos tipos de plástico cuentan con propiedades que les hacen ser buenos materiales de envasado para muchos productos (ligereza, facilidad de impresión, transparencia, versatilidad, seguridad alimentaria, higiene, entre otras), que permite hacer llegar el producto en las mejores condiciones y que se conserve el mayor tiempo posible a la venta. Así, casi el 40% del uso de los plásticos se atribuye a la fabricación de envases”.

El problema surge cuando estos pierden su vida útil, al menos para el usuario, que decide deshacerse de él y terminan llenando espacio en los vertederos para ser convertidos en microplásticos presente en la tierra, agua e incluso en animales.

Según cifras de la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla), en Chile se reciclan actualmente poco más de 83.000 toneladas de plástico al año, equivalente al 8,5% de los plásticos que se consumen en el país. El 90% del material que llega a estas plantas son botellas PET en todos sus formatos.

Por eso además del reciclaje de las botellas PET, algunos emprendedores buscan incorporar el concepto de economía circular. Anita Farfán, fundadora de Desafío Ambiente- startup chilena que reutiliza el plástico para convertirlo en muebles y materiales de construcción- señala que “desde nuestros inicios nos mueve un interés por utilizar mejor los residuos. El plástico es durable, práctico y versátil. Abandonado en la naturaleza esto lo vuelve perjudicial para la flora y fauna terrestre y marina, pero si lo aprovechamos bien logramos obtener, por ejemplo, una madera plástica que reduce la tala de árboles”.

Destaca además que es muy común “creer que solo se recicla el plásticos de las botellas desechables, el PET, pero nosotros logramos transformar en total seis tipos diferentes como los que provienen de envases de detergente, productos de aseo y más”.

Solamente en Chile, y según datos de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), en el año 2017 las tasas de reciclaje para envases y embalajes usados y diseñados con distintos polímeros fue de un 17% para el PET. Farfán destaca que “es fundamental aumentar esta cifra y para eso debemos involucrar a los diversos actores de la sociedad. Esto no es trabajo individual sino de mi casa, mi condominio, mi municipalidad, de todos y que con el uso de la tecnología adecuada podemos obtener productos de calidad. Hablar de esto no debe ser solo en esta fecha sino todo el año”.


No solo el plástico se recicla


Ball, líder mundial de envases sostenibles de aluminio, actualmente produce el 78% de las latas con aluminio reciclado, que consume solo el 5% de la energía eléctrica necesaria en comparación con el aluminio primario. Su meta es aumentar esa cifra ya que, entre los envases para bebidas, la lata que es 100% e infinitamente reciclable.

Según cifras publicadas por CENEM (centro de envases y embalajes de Chile), el reciclaje de aluminio en nuestro país giran alrededor de 30.000 toneladas al año. El campeón en reciclaje es Brasil, con una tasa del 97,4%, además de tener la menor huella de carbono.

“Ball fue la primera empresa del mundo en el sector en tener sus metas aprobadas por Science Based Targets y esperamos que otras organizaciones sigan con este comportamiento con el objetivo de controlar el calentamiento global, ya que solo tenemos un planeta y todos necesitamos contribuir”, afirma Estevão Braga, gerente de Sostenibilidad de la compañía.

Otro de los reciclajes que ha ido creciendo en nuestro país es el de aparatos electrónicos. En los últimos 14 años han entrado a Chile más de 133 millones de teléfonos móviles.

De ellos 24,6 millones están activos actualmente, por lo que se estima que 85 millones están en desuso, la mayoría guardados en nuestras casas. Si se pusieran en fila uno tras otro, equivale a la distancia de Santiago a Berlín o equivale a casi 2 veces el peso de la Torre Eiffel.

Pero los teléfonos son altamente reciclables y, de no hacerlo, se transforman en grandes cantidades de basura electrónica que contaminan al medio ambiente.

“Es importante fomentar la reutilización de equipos y así extender su valor más allá de un primer usuario”, explica Marcelo Ponce, gerente de Negocios de OpenSmart.cl, tienda online especializada en venta de celulares reacondicionados, nuevos descontinuados y semi-nuevos.

“Hay una gran oportunidad de darles una segunda vida a estos equipos, los que luego de pasar por una exhaustiva revisión, quedan al alcance de parte de la población que quiere tener mejores modelos, pero a precios alcanzables, entregando una experiencia casi igual a la de un equipo nuevo”, señala Ponce.

Estas opciones no solo son más ecológicas, sino que también permiten obtener buenos celulares a muy bajos precios, evitando la fabricación, transporte y posterior desecho de un nuevo equipo.

“Esto lo podemos hacer al emplear buenas prácticas que cuiden los equipos, como lo son usar láminas y carcasas para proteger la pantalla y estructura, usar cargadores certificados y no exponer el teléfono a altas temperaturas. Debemos pensar en nuestros celulares ya no como un producto de un uso, sino que pensarlo siempre como un producto que puede seguir siendo utilizado por otros”, señala Ponce.

Otro punto a considerar es que un teléfono está formado por entre 500 y hasta 1.000 componentes que pueden ser reciclados, muchos de ellos de no serlo, pasan a ser altamente contaminantes, liberando tóxicos al medio ambiente en su lento proceso de degradación.

Fuente: El Mostrador


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