Greenpeace denuncia existencia de residuos y desechos de bodegas salmoneras abandonadas flotando en el mar de la Patagonia Chilena

Para la agrupación ambientalista se trata de un nuevo caso de negligencia de la salmonicultura que involucra a empresas salmoneras de capitales chilenos y extranjeros.

Greenpeace presentó durante junio, cuatro denuncias ante la Superintendencia de Medio Ambiente y Sernapesca por infracciones a la Ley de Medio Ambiente (19.300), Ley de Pesca y Acuicultura, Reglamento de Concesiones Acuícolas y Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA), por parte de los centros de cultivo de acuicultura de las empresas Aquachile, Blumar, Australis Mar y Nova Austral. 

Esto luego que la expedición del barco Witness, de la ONG, encontrara en el Parque y Reserva Nacional Kawésqar y en el Parque Nacional Alberto de Agostini, residuos y desechos correspondientes a bodegas abandonadas flotando en el mar con elementos propios de la industria, como bidones de más de 20 Lt de Dip Blue (inactivador de la mortalidad de salmones) y envases de Benzocaína (sedante de salmones). 

 

“Son múltiples los desechos que se encuentran en la Patagonia cuando se navega por sus fiordos y canales. Restos de mallas plásticas, boyas, sacos de alimentos, tuberías plásticas, plumavit, jaulas abandonadas, neumáticos y cascos de trabajadores, son sólo algunos ejemplos de lo que la industria de la salmonicultura abandona. Nuestra denuncia exige enmendar este daño y que no se vuelvan a cometer este tipo de situaciones”, explicó la vocera de Greenpeace, Silvana Espinosa. 

 

La organización ambientalista apela a la Ley 19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente, artículo 3, “todo el que culposa o dolosamente cause daño al medio ambiente, estará obligado a repararlo materialmente, a su costo, si ello fuera posible, e indemnizarlo en conformidad a la ley”. 

 

Greenpeace aseguró que el basural “pone en riesgo el ecosistema patagónico dado que la fauna que habita en la zona puede quedar atrapada en las cuerdas presentes en estas instalaciones abandonadas o sufrir heridas al intentar escapar. Además, estos plásticos en el mar se van degradando en microplásticos, que son consumidos por la fauna del sector, acumulándose en su estómago sin dejar espacio para la comida real, produciendo una muerte por desnutrición”. 

 

"La salmonicultura es una industria sobre la cual no existe regulación real ni efectiva. No vemos voluntad política para reparar esto y hacerse cargo del problema de fondo. En menos de una década las salmoneras han generado crisis ambientales por escapes de salmones, anaerobia y ahora se suma la creación de vertederos con basura plástica. Por un lado, hay que detener la expansión de esta contaminante industria, pero además fiscalizar los impactos que genera, haciendo que cumplan las normativas ambientales vigentes”, aseguró Espinosa.