Día de los Océanos: la esperanza potable está en el mar

Sudamérica ya cuenta con ciudades de más de 20 mil habitantes que dependen enteramente de la desalinización para sus necesidades potables, como Tocopilla en Chile y Puerto Deseado en Argentina, y también se espera que Metrópolis como Lima y Santiago de Chile vayan aumentando su dependencia de esta fuente.

En el marco del Día Mundial de los Océanos cuyo lema de este año es “Planeta Oceánico: las corrientes están cambiando”, la Asociación Latinoamericana de Desalinización y Reúso de Agua (ALADYR) destaca la importancia crucial de preservar los océanos no sólo como un proveedor de alimentos, sino también como una fuente de agua potable para una sociedad en crecimiento constante.

Si bien el océano cubre la mayor parte de la Tierra, solo una pequeña fracción de sus aguas ha sido explorada. A pesar de la dependencia de él y en comparación con la amplitud y profundidad de lo que brinda, recibe sólo una parte mínima de atención y recursos a cambio. No obstante, como reza el lema de las Naciones Unidas para este año “las corrientes están cambiando” y desde ALADYR creen que el mar, como fuente de agua potable, irá cobrando cada vez más importancia.

 

Según cifras de organismos internacionales como la FAO, más de 3 mil millones de personas en todo el mundo dependen del océano para alimentarse. Los productos del mar constituyen una fuente de proteínas esencial para muchas comunidades costeras y naciones insulares. Además, la pesca y la acuicultura generan empleo y contribuyen significativamente a las economías locales.

 

Sin embargo, la importancia de los océanos trasciende su papel como proveedores de alimentos. Cada vez más personas en el mundo dependen del agua potable obtenida a través de la desalinización de agua de mar, especialmente en regiones con escasez de recursos hídricos. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, más de 300 millones de personas en el mundo se abastecen de agua potable de plantas desalinizadoras y este número sigue en aumento con Latinoamérica como uno de los protagonistas.

 

Sudamérica ya cuenta con ciudades de más de 20 mil habitantes que dependen enteramente de la desalinización para sus necesidades potables, entre las que destacan Tocopilla en Chile y Puerto Deseado en Argentina. También se espera que Metrópolis como Lima y Santiago de Chile vayan aumentando su dependencia de esta fuente en la medida que el cambio climático y el crecimiento poblacional y económico ejerzan presión sobre sus reservas naturales.    

Miriam Brusilovsky, directora de ALADYR.

Para Gerald Ross, presidente de ALADYR, es crucial preservar los bordes costeros y mantenerlos libres de contaminantes, ya que cada vez se convertirán en una fuente de agua potable más importante. “Con el aumento de la demanda de agua dulce y la escasez de recursos hídricos, debemos proteger estos ecosistemas marinos vitales para garantizar un suministro seguro y sostenible de agua para las generaciones presentes y futuras" dijo.

Además del uso potable, la desalinización de agua de mar se abre paso en la región como una fuente para el riego y una manera de revalorizar terrenos en el desierto como demuestra experiencias en Baja California, México, y Valparaíso en Chile.

 

Israel: el caso de éxito

 

Miriam Brusilovsky, directora de ALADYR con residencia Israel destacó el caso de ese país cuya población se abastece en más de un 80% de agua desalinizada y puntualizó que su experiencia ha sido exportada mediante acuerdos bilaterales. Ella subraya el estricto seguimiento ambiental que se realiza del vertido del concentrado remanente del proceso que confirma que la desalinización es sostenible y segura para el medio marino.

Añadió que estos estudios de impacto ambiental de las desalinizadoras también se dan en las instalaciones chilenas y dan cuenta de que, al igual que en Israel, el impacto se mantiene de acuerdo con los parámetros protocolares. 

“Las costas de Israel tienen un valor fundamental en la economía del país, no sólo como vía logística sino también porque le proporciona unos de los más preciados tesoros que es el agua para uso humano” dijo Brusilovsky, quien continúo explicando la estrategia nacional de desalinización adoptada a principios del año 2000.

Israel ha llevado a cabo estudios exhaustivos de las necesidades actuales y futuras de consumo de agua, ubicando estratégicamente plantas desalinizadoras a lo largo de la franja costera para garantizar un acceso inmediato y una distribución eficiente del agua potable.

 

Además, se han establecido rigurosos protocolos de monitoreo ambiental para garantizar que la desalinización no afecte negativamente el hábitat marino. La calidad del agua desalinizada producida cumple con estándares más exigentes que los del agua potable convencional, y se ha previsto su reutilización para riego agrícola, lo que contribuye a la conservación de las fuentes de agua convencionales sobreexplotadas, como los acuíferos costeros y el Mar de Galilea.

 

Este enfoque ha sido respaldado por licitaciones transparentes que ofrecen flexibilidad tecnológica y equidad de riesgos entre los operadores y el gobierno. Además, se han establecido contratos sólidos a largo plazo que permiten a las empresas garantizar un retorno seguro y equitativo de su inversión. Esta estrategia ha demostrado ser exitosa para enfrentar los desafíos de la escasez de agua y proporcionar a Israel un suministro sostenible y confiable.

 

Brusilovsky afirma que mucha de esta experiencia puede adecuarse, con sus respectivos matices, a la realidad en otras latitudes y considera que, indefectiblemente, más países, ciudades y regiones, tendrán a la desalinización como un elemento fundamental en su desarrollo.

 

El llamado

 

Para Gerald Ross, la desalinización de agua de mar ha experimentado avances significativos en términos de asequibilidad y sostenibilidad ambiental, lo que ha favorecido su implementación en Latinoamérica convirtiendo a la región en uno de los mercados emergentes más importantes para estas tecnologías. 

“Mediante la implementación de tecnologías innovadoras y la adopción de prácticas eficientes, hemos logrado reducir el consumo eléctrico de los procesos casi hasta los límites termodinámicos. Nos hemos acoplado cada vez más a fuentes de energía renovables, como la energía solar, para hacer de la desalinización una opción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente" dijo.

 

Entonces, la necesidad de proteger los océanos y promover su sostenibilidad es apremiante. La contaminación, la sobrepesca, el cambio climático y la acidificación de los océanos representan amenazas significativas para su equilibrio y la vida marina. Para los representantes de ALADYR es imperativo que los gobiernos, las empresas y la sociedad en general adopten medidas concretas para conservar y preservar estos ecosistemas vitales.

 

“En ALADYR reafirmamos nuestro compromiso con la promoción de tecnologías de desalinización y reúso de agua que contribuyan a la preservación de los océanos y a garantizar el acceso a agua potable para las generaciones presentes y futuras” declararon.

El llamado es claro: preservar los océanos no sólo es crucial para la seguridad alimentaria, sino también para abordar la creciente demanda de agua potable en el mundo. 

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