ALADYR: la desalinización y el reúso de agua son la piedra angular de una gestión hídrica integral

Patricio Mártiz, director de ALADYR, explicó que “la reducción en los costos de la desalinización y la baja en la disponibilidad de las fuentes naturales hará que la tecnología se afiance en todo el país”.

Desde la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, respaldaron las recientes declaraciones de autoridades sobre la desalinización de agua de mar como solución de abastecimiento potable a tomarse en cuenta según las particularidades de cada región. Para Santiago consideraron que sería un “excelente complemento” para reforzar la seguridad hídrica de la capital nacional ante los desafíos que seguirá imponiendo el cambio climático. 

A propósito de las afirmaciones de Alfredo Moreno y Jessica López, titulares del Ministerio de Obras Públicas y de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess) respectivamente, sobre los costos de la desalación, precisaron que la compatibilidad con energías renovables como la fotovoltaica y la cada vez menor disponibilidad del recurso a partir de fuentes naturales como ríos y acuíferos harán que la desalación siga ganando terreno en el país más allá del norte donde ya está afianzada. 


Agregaron que para ALADYR el reúso de aguas residuales tratadas es la piedra angular de una gestión hídrica integral, ya sea que el líquido provenga de fuentes naturales o de la desalinización, además que en las actuales condiciones de escasez todo vertido de agua y efluentes al océano es un desperdicio que Chile no puede permitirse. 


Para Patricio Mártiz, director de la Asociación en Chile, el cambio climático demanda, y lo hará con mayor intensidad, que todos los sectores de la sociedad colaboren para llegar a la máxima eficiencia hídrica y que esto pasa por la incorporación coordinada de las soluciones. 


Siguiendo con lo anterior, propuso la implementación de un swap (intercambio) de aguas entre las áreas costeras, incluido valles agrícolas, con las zonas cordilleranas, para reducir los costos de impulsión o bombeo. Bajo esta lógica, una ciudad como Santiago podría asegurar su extracción desde los ríos o escorrentías subterráneas que hoy se ocupan en las zonas más bajas de la región, mientras que éstas se abastezcan de agua de mar desalinizada. Respecto de los costos y precios de equilibrio, dice que “debe trabajarse en un modelo que refleje el costo de escasez y a su vez que permita asignarlo eficientemente, además de implementar políticas que promuevan la instalación de plantas en el corto plazo”. Pero “Siempre teniendo en cuenta el reúso de aguas residuales tratadas” subraya.  


“Si bien Chile comparte la característica de desierto con los países que han implementado la desalación como eje central para resolver su escasez, nos juega en contra la geografía, donde la impulsión de agua es más costosa que la propia planta desaladora, por eso debemos plantear una solución por etapas: Primero, la desalación en la costa para consumo humano, luego en los valles costeros para que se minimice la explotación del de los ríos y así se libere el agua que viene de la cordillera, y el tercer paso sería para el interior en zonas como Santiago, como respaldo o complemento” enumeró Mártiz.  


Señaló que el costo del agua desalinizada ha bajado considerablemente, que la tecnología está en plena madurez, y que con ello ha sido posible respaldar el desarrollo económico de regiones como Antofagasta y Atacama donde se concentra el mayor núcleo de desalación de agua de mar de América. “Seguramente en el futuro cercano, se sumará el resto de las regiones del centro-norte”.

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Para finalizar, colocó a ALADYR a disposición de las instituciones públicas y privadas para colaborar en la implementación de la desalinización y el reúso de agua y efluentes como parte de los esfuerzos para procurar la seguridad hídrica en este contexto del cambio climático y escasez hídrica.