Se estima que hacia el 2050, la demanda mundial de amoníaco alcance las 600 a 700 millones de toneladas.
El desarrollo de la industria del hidrógeno y el amoníaco verde en la Región de Magallanes se perfila como una oportunidad histórica para Chile, no solo para la transición energética global, sino también para el crecimiento económico y territorial del país, según expuso Mario Marchese, director de Proyecto HNH Energy.
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Marchese –quien expuso en el VI Seminario Internacional del Hidrógeno, organizado por la Universidad Autónoma de Chile–, destacó que el auge del amoníaco (NH3) verde responde a la insostenible demanda de recursos y la crisis climática global. La producción mundial de residuos se duplicará hacia 2050, y el aumento de la temperatura promedio y la emergencia hídrica en zonas australes exigen una acción urgente.
“El amoníaco surge como una solución clave para descarbonizar sectores con emisiones difíciles de abatir, como el transporte marítimo, la industria del cemento y el acero, que representan gran parte de los gases de efecto invernadero a nivel global”, afirmó.
El NH3 –dijo Marchese– es un vector seguro y eficiente para transportar hidrógeno (la molécula incolora) debido a su mayor densidad energética volumétrica que el hidrógeno líquido, su manejo seguro (no es explosivo) y la posibilidad de utilizar la infraestructura existente de gas natural. Además, su combustión completa genera únicamente vapor de agua y nitrógeno, eliminando las emisiones de carbono.
Hacia 2050, se espera que la demanda mundial de amoníaco alcance las 600 a 700 millones de toneladas, detalló.
Ventajas de Chile
Chile se distingue por su estabilidad, su clara política de carbono neutralidad por ley al 2050, y sus ventajas competitivas: el norte chileno ofrece factores solares del 35%, mientras que Magallanes presenta factores eólicos onshore (en tierra) de hasta un 65%, superando ampliamente a los competidores globales. Esta ventaja se traduce en la capacidad de producir energía muy barata.
Magallanes, en particular, ofrece una oportunidad única: vientos constantes y permanentes con velocidades promedio de 11 m/s.; la comunidad está familiarizada con la industria química y petrolera (ej. planta de Metanex); la población de una persona por kilómetro cuadrado facilita la instalación de grandes proyectos.
En ese contexto, se da el desarrollo de proyectos como el de HNH, que se ubicará en el Estrecho de Magallanes. Este contempla un parque eólico de 1.4 GW y una planta de 1 GW de electrolizadores para exportar el 100% de su producción a Asia y Europa, permitiendo a Chile aportar un 13% del combustible bajo en carbono que el mundo demandará.
Desafíos logísticos
La llegada de esta industria no solo generará un aporte al PIB comparable o superior a la minería hacia 2050, sino que también será un catalizador para el desarrollo de infraestructura en la región, incluyendo nuevos puertos, mejoras en rutas y conectividad.
El desafío, sin embargo, es la escala: la construcción de un proyecto como HNH, que empleará hasta 4.000 personas en su peak, requiere traer equipos modulares de enormes dimensiones (reactores de 700 toneladas) y utilizar grúas especializadas capaces de operar bajo las altas condiciones de viento de la zona. Además, se debe gestionar el factor humano, atendiendo los efectos de los ciclos circadianos en los trabajadores debido a las extremas horas de luz y oscuridad del verano e invierno.
“Esta nueva industria ofrece oportunidades a diversas disciplinas profesionales, prometiendo no sólo un desarrollo energético, sino un impacto positivo en la calidad de vida y el crecimiento de la región”, afirmó el ejecutivo.
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Mario Marchese, director de HNH Energy, conversa sobre los alcances del proyecto, las acciones medioambientales,
con la comunidadad y los desafíos que aún deben sortear.