Pedro Claro, gerente de desarrollo de Innergex, y diversos actores que promueven el uso de energías renovables en desalación. No solo por sus positivos impactos medioambientales, sino que también económicos. Se estima que los costos de la energía para desalar pueden bajar hasta en un 24%.
En nuestro país existen 24 plantas desaladoras con capacidad sobre 20 l/seg que entregan agua a procesos productivos de diferentes industrias y también para el consumo humano. Sin duda, una nueva fuente de agua para Chile clave para apoyar la seguridad hídrica pero que, al mismo tiempo, se convierte en un desafío para el uso eficiente de la energía.
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En nuestro país existen 24 plantas desaladoras con capacidad sobre 20 l/seg que entregan agua a procesos productivos de diferentes industrias y también para el consumo humano. Sin duda, una nueva fuente de agua para Chile clave para apoyar la seguridad hídrica pero que, al mismo tiempo, se convierte en un desafío para el uso eficiente de la energía.
“Hoy se vuelve cada vez más prioritario el uso de energías renovables para la desalación. No tiene sentido promover una solución a la crisis hídrica utilizando tecnologías que no nos ayuden a detener los impactos del cambio climático o que no vayan en la línea de reducir los gases de efecto invernadero”, asegura Pedro Claro, gerente de desarrollo de Innergex, empresa especializada en energías renovables que adquiere, posee y explota centrales hidroeléctricas, parques eólicos, parques solares e instalaciones de almacenamiento de energía.
Entre las energías renovables está, por ejemplo, la generación fotovoltaica que, combinada con almacenamiento en baterías, puede ser altamente competitiva. De hecho, un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia de junio de este año, estima que se puede reducir el costo de producir agua hasta en un 24%. Esta energía, en complemento con la eólica o la hidráulica ayuda a estabilizar el suministro, actuando como respaldo para las intermitencias que puede tener el sol como fuente.
A pesar de que los beneficios ambientales son evidentes, Claro también explica los importantes beneficios económicos. “Al ser tecnologías maduras en la actualidad, cada vez más han demostrado ser más competitivas desde el punto de vista de sus costos. Por otro lado, estas tecnologías han permitido a Chile independizar su matriz energética de precios externos, como lo son la de los combustibles fósiles”.
“La minería es un buen ejemplo. Hoy los procesos de desalación de la minería consumen cerca del 7% del consumo energético total de la industria, unos 1,7 TWh al año”, indica Pedro Claro, además agrega que se proyecta que en la próxima década este consumo se triplicará por lo que- tanto la minería como otros sectores- ya están avanzando hacia la producción sustentable, incorporando energías renovables en sus procesos.
“Es importante que todos nos preocupemos de reducir nuestro impacto ambiental. El hecho de desalar y luego reusar el agua para los procesos productivos, es un gran aporte al medioambiente, porque disminuimos la huella hídrica, de la misma forma que es muy importante seguir disminuyendo nuestra huella de carbono, y para eso en Chile tenemos condiciones excepcionales. Si cuidamos el medio en el que trabajamos, nos beneficiamos todos: las comunidades locales y la industria”, sostiene Carlos Foxley, presidente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES).
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