luego, también en su operación. La idea es que beneficie no solo en la producción, sino que también aguas abajo, en el uso de las tecnologías que se van a requerir, (como las) pilas de combustible, son tecnologías innovadoras que requieren un know how bien potente para operar, las mantenciones de esas tecnologías. Entonces, mucho capital humano va a ser requerido tanto en la producción como en el uso de hidrógeno verde”.
Consultado por la posibilidad de desarrollar una industria que manufacture productos o tecnología en la zona, más allá de la sola importación de hidrógeno, Dreyer declaró que es “lo que se está tratando de hacer, y Antofagasta tiene un potencial enorme”.
“Todo lo que son las tecnologías que se requieren, por ejemplo, de cambiar un camión diésel a un camión a hidrógeno verde, ahí hay muchas oportunidades para todo lo que es importación de tecnologías y servicios, y por qué no, poco a poco, empezar a fomentar el desarrollo in situ de tecnología, como en muchos otros países también lo están haciendo, lo que se llama el contenido local”.
“En Medio Oriente, por ejemplo, es requerido que los proyectos tengan un porcentaje de las tecnologías que usan que sean manufacturadas obviamente en el país. Es un desafío enorme, piensa que nosotros exportamos cobre pero no hacemos ni siquiera cables de cobre, entonces, del dicho al hecho hay mucho trecho, entonces es importante que la academia, la investigación, la industria y el Gobierno se alineen con tal de favorecer aquellos modelos de negocio o esas oportunidades donde Chile es competitivo y podamos, no necesariamente hacer un electrolizador entero, pero parte del eleoctrizador, eso es lo que se está tratando de hacer y Antofagasta tiene un potencial enorme”.
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