- Uno de los hitos que ha alcanzado Lundin en Chile, es abastecer sus operaciones Candelaria y Caserones mediante energías renovables. ¿Cómo evalúa este proceso y que posibilidades hay de llevarlo al 100% en sus faenas?
Ha sido un proceso importante en lograr las metas que la industria y que Lundin en particular se ha impuesto en materia de reducción de emisiones, 35% al 2030. Ciertamente la meta es alcanzar un 100% de energías renovables en un futuro cercano, además de buscar reemplazar otras fuentes de emisiones de CO2 con nuevas tecnologías.
- ¿Qué tan cercano ve la incorporación de hidrógeno verde como combustible para sus flotas de camiones u otros procesos?
Es un combustible que podría ofrecer grandes soluciones en el futuro. Sin duda que lo vamos a explorar, aunque creemos que aún se encuentra en una fase más de programas piloto, por lo cual va a tomar algún tiempo antes que se pueda utilizar a gran escala.
- ¿Qué competencias técnicas y/o profesionales requiere la minería para desarrollar sus procesos de manera sostenible?
La minería en Chile cuenta con un alto estándar de profesionalización y capacidad técnica. Me ha tocado estar en otras faenas en otras partes del mundo, y Chile destaca por su buen manejo del tema ambiental y comunitario. Es cierto que hay impactos, al igual que toda actividad humana, pero la minería se ha hecho cargo de controlarlos, invirtiendo en nuevas tecnologías, sin escatimar en costos. Basta con ver la cantidad de faenas que, desde hace ya un buen tiempo, están utilizando agua de mar.
Más que competencias, se necesita voluntad y proactividad.
- ¿Existen en Chile esas competencias?
Sin duda. Aunque a nivel global siempre se están evaluando nuevas tecnologías y técnicas, las cuales deben ser seguidas de cerca por los profesionales en Chile. La especialización y el conocer otras experiencias fuera de Chile, ayuda mucho a imaginarse mejores prácticas para nuestras operaciones.
- ¿Considera que los estudios de impacto ambiental y los permisos requeridos por las autoridades nacionales son lo suficientemente específicos y contundentes como para poder avanzar con confianza en el desarrollo de nuevos proyectos, considerando, por ejemplo, el caso de Dominga?
Absolutamente. De hecho, creo que contienen demasiada información, a veces muy detallada, perdiéndose a veces el foco en los temas más críticos.
En otros países, el sistema se basa en la confianza hacia las empresas, y su buen comportamiento. Lamentablemente en Chile, el nivel de desconfianza que hay en la sociedad chilena en general, hace que también el proceso de evaluación ambiental y permisos se base en ésta. Por ello para desarrollar un proyecto se pueden necesitar más de 1.500 permisos. La mayoría de esos permisos no son complejos, son más bien de temas o procesos simples. No debería ser necesario pedir autorización a la autoridad para su funcionamiento, ya que son del interés de la propia empresa que ellos funcionen adecuadamente.
El énfasis debería estar puesto en la fiscalización, dejando solamente los grandes temas para la evaluación ambiental y de permisos, reduciendo significativamente el detalle que se presenta y los permisos.
Por último, Vives hizo hincapié en los permisos exigidos en Chile: “Sabemos que este Gobierno esta evaluando una reforma al sistema de permisos y evaluación ambiental. Por lo que hemos visto hasta el momento, los temas abordados van en la dirección correcta. Esperamos que se materialice pronto y que no vuelva a ser olvidado, como muchos otros proyectos que se han presentado para mejorar el sistema de evaluación ambiental y de permisos, y que terminan en nada”, concluyó. | RS
