La versión compacta tendrá una capacidad de generación de unos 10 megavatios, que Bosch cree que podrían suministrar energía en plantas reducidas para ciudades, centros de datos, grandes centros comerciales y también en instalaciones de recarga de coches eléctricos.
La intención de la compañía es fabricar electrolizadores modulares compactos en grandes volúmenes para la producción de hidrógeno, una nueva área de actividad para la compañía. Un hidrógeno cuya demanda crecerá hasta unos diez millones de toneladas métricas al año para 2030, según afirma la propia Unión Europea. Un dato que hace presumir a Bosch que el mercado de los electrolizadores alcanzará los catorce mil millones de euros. Mercado del que quieren formar parte dado que tienen “una amplia base desde la que desarrollar tecnologías para el hidrógeno” debidas a sus productos y servicios para transporte y automoción, principalmente.
Para ello invertirán nada menos que 500 millones de euros de aquí a 2030 en producir estas pequeñas “fábricas de hidrógeno”. En ellas aportará la pila de hidrógeno -el corazón del sistema de electrólisis de hidrógeno, encargado de separar las moléculas de oxígeno e hidrógeno del agua- que se combina con electrónica de potencia, sensores y una unidad de control para crear un módulo inteligente. En su producción colaborará con un cierto número de socios, para comenzar a distribuir electrolizadores a partir de 2025.
La versión compacta tendrá una capacidad de generación de unos 10 megavatios, que Bosch cree que podrían suministrar energía en plantas reducidas para ciudades, centros de datos, grandes centros comerciales y también en instalaciones de recarga de coches eléctricos. Esto no descarta que Bosch quiera usar sus “células de combustible como modo de facilitar un transporte de mercancías climáticamente neutro en camiones” y se sobreentiende que también con el hidrógeno que ella misma produzca.
Fuente: NIUS Diario
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