Greenpeace denuncia al gigante Anglo American por uso de agua de mar y de cordillera en medio de la crisis hídrica

Con actividades mineras a 52 kilómetros de Santiago, con afectación de glaciares, y otra en el corazón de la V Región, la compañía cada vez quita más agua a una zona especialmente castigada por la escasez hídrica. Con planes de instalar ahora una planta desaladora en Quintero con tal de garantizar más agua para sus actividades, Anglo American, solo en la zona de El Melón, tiene disponible tanta agua al año como la que consumen los habitantes de Antofagasta o Viña del Mar.

Con tres explotaciones de cobre en el país y sus respectivos relaves, puertos y refinerías, Greenpeace denunció una serie de conflictos socioambientales asociados a la gigante Anglo American y que han significado un deterioro de los ecosistemas y falta de agua en las zonas aledañas a las operaciones de sus yacimientos.


“Los yacimientos de Anglo American conviven de manera muy directa y encima de comunidades de la Región Metropolitana y Valparaíso. Es un vecino más en estas dos regiones, pero un mal vecino cuyas actividades han tenido un enorme y profundo impacto medioambiental y de manera especial respecto de la falta de agua en estas zonas”, explica Estefanía González, coordinadora del área de campañas de Greenpeace.


Uno de los mayores conflictos se vincula con Los Bronces, yacimiento ubicado apenas a 52 kilómetros de Santiago. La empresa busca la expansión de la mina y en esa proyección se han revelado una serie de deficiencias medioambientales.


Y acá el tema del agua y los glaciares han jugado un rol clave y polémico, ya que en junio de este año la empresa que habían contratado para analizar el impacto de la expansión de sus faenas en los glaciares de la zona, reveló de manera involuntaria una serie de errores en sus análisis. Así, lejos de tratarse de una expansión inocua, lo que quedó en evidencia es que el proyecto de Anglo American tiene severos y graves impactos en los glaciares de la zona de Yerba Loca, en la parte alta de la cuenca del río Mapocho, área que resulta clave para la provisión de agua no solo para los cultivos agrícolas, sino que para garantizar el suministro de agua potable para la capital. 


“Esta situación es especialmente grave, ya que la cuenca de Santiago enfrenta una situación crítica de provisión de agua potable, por lo que cualquier afectación hará que la crisis se profundice todavía más. En la situación que estamos, Santiago no se puede permitir desperdiciar una sola gota de agua. Por eso es que desde hace tiempo diversas organizaciones han estado alertando respecto de este impacto a futuro para el gran Santiago”, señala Estefanía González.

Sin embargo, los planes de Anglo American se enfrentan con el compromiso que asumió el Estado de Chile el 2015, y que cuenta con el apoyo de diversas organizaciones medioambientales, de crear el Parque Nacional Río Olivares, el cual sería un impulso clave en la protección de los ecosistemas de montaña y glaciares, ambos elementos claves en la disponibilidad de agua futura para la Región Metropolitana.


Pero la elevada necesidad de agua que requiere ampliar Los Bronces y el relave Las Tórtolas ha hecho que Anglo American se concentre en la idea de la construcción del acueducto San Isidro-Quilapilún, el cual contempla trasladar unos mil litros de agua por segundo desde la zona de Ventanas. La idea, incluso, contempla tubería cavada bajo el suelo de la Reserva de la Biósfera de la Campana.


“Se trataría de una nueva carga medioambiental para esta zona de sacrificio ahora con una desaladora. Es impensado que esa área pueda ser castigada con otro proyecto que presionará todavía más la castigada zona de Quintero-Puchuncaví. Pero no solo eso, ya que esa agua para uso industrial que pasará por una Reserva de la Biósfera  tiene el peligro de poder infiltrarse y percolarse durante su trayecto en otros cursos de agua de una zona cuyas fuentes hídricas deben mantenerse cuidarse al máximo”, explican desde Greenpeace.


A pocos kilómetros de ahí, y mientras en la V Región hay una dura disputa político-judicial por la cantidad de agua mínima que debe ser entregada a la ciudadanía -el gobierno insiste en 50 litros diarios por persona, mientras los tribunales y la Contraloría señalan que deben ser 100-, Anglo American enfrenta la creciente oposición de la comunidad de El Melón que no entiende que, mientras sus pozos no disponen de agua, Anglo American y su yacimiento El Soldado tengan a su disposición 500.000 litros de agua por hora para sus faenas.


“Esta zona es la tormenta perfecta con una minera que busca ampliar su captación y uso de agua, además de la expansión de otras industrias, como las agrícolas y de los paltos. Hay un estrés hídrico muy fuerte en la zona y que ha hecho que la comunidad, desesperada por la situación, se haya tomado uno de los pozos de Anglo American para conseguir algo de la poca agua que hay disponible”, dice Estefanía González.


A esto se suma la multa de 600 millones de pesos que la Corte Suprema impuso el 2016 a Anglo American por la destrucción de 30 hectáreas de vegetación nativa -como el belloto del norte- que fue arrasada por la expansión de la mina El Soldado. Toda esta vegetación cumplía un rol clave en la absorción de agua para la recarga de los acuíferos que Anglo American está presionando en la zona.


Desde Greenpeace, por último, alertaron por la enorme cantidad de agua que debe ocupar Anglo American en El Soldado y que es una muestra de la afectación hídrica que está dejando sin agua a parte importante de la zona central del país: solo por derechos de uso de agua subterránea la empresa dispone de un total 13.400 millones de litros de agua al año. En otras palabras: 36 millones de litros por día.

“Es decir, el equivalente a una ciudad de 360.000 habitantes. En otras palabras, Anglo American, solo en la zona de El Melón, tiene disponible por año la misma cantidad de agua que consumirían los habitantes de Antofagasta o Viña del Mar. Y eso solo considerando 100 litros diarios por persona”, alerta Estefanía González.


La empresa, por su parte, asegura que lo que efectivamente están usando son “solo” 10 millones de litros de agua por día. “Con esa cantidad, y también considerando un consumo de 100 litros diarios por persona, el agua utilizada por la compañía alcanzaría para abastecer a la población de una ciudad como Osorno o Punta Arenas”, explican desde la ONG.



Fuente: Greenpeace


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