Análisis que permitió evaluar a las regiones que concentran más del 94% de los establecimientos de zonas rurales de todo el territorio nacional, concluye que hay 1.350 escuelas rurales en Chile que se encuentran en situación de carencia de agua potable, con lo cual son más de 27.100 los alumnos afectados.
En Chile, el 47,2% de la población rural no cuenta con abastecimiento formal de agua potable, por lo cual debe abastecerse de fuentes informales como pozos, ríos, vertientes, esteros o camiones aljibe. Esto conlleva problemas en la calidad de vida de las personas y en la continuidad de la educación, que forma parte esencial del desarrollo de una comunidad.
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Las escuelas rurales cumplen un rol transversal en las comunidades. No sólo son un centro de formación sino también un punto de encuentro comunitario y muchas veces de alimentación para los niños. En casos donde los establecimientos no pueden asegurar el abastecimiento de agua, se deben buscar nuevas fuentes de suministro, solicitar ayuda externa o incluso cerrar las escuelas. Esto implica perjuicios importantes para los docentes y estudiantes, ya que no sólo deben preocuparse de la educación, sino que también de encontrar las mínimas condiciones para ello.
Ante esta precaria situación, surge naturalmente la pregunta: ¿cómo se abastecen de agua los establecimientos rurales para asegurar la educación de niños, niñas y adolescentes? Fundación Amulén desarrolló el estudio “Educar sin agua: una realidad invisible”, que busca establecer cómo afecta la carencia del agua en la educación rural, para visibilizar esta problemática que afecta diariamente a las escuelas. Para elaborar este estudio, se levantó la información de 11 regiones entre Arica y Los Lagos (Arica y Parinacota; Coquimbo; Valparaíso; Metropolitana; Libertador Bernardo O’Higgins; Maule; Ñuble; Bío Bío; La Araucanía; Los Ríos; Los Lagos), permitiendo evaluar a más del 94% de los establecimientos educacionales en zonas rurales en todo el territorio nacional más afectadas por la crisis hídrica. Se aplicó una encuesta a los directores de las escuelas para evaluar 4 criterios: cantidad, calidad, continuidad y accesibilidad. El análisis se realizó sobre la fuente de suministro principal de la escuela, independientemente de que puedan tener otras formas de Abastecimiento complementario.
“Este estudio nos invita a reflexionar sobre la necesidad de establecer y visibilizar requerimientos mínimos en infraestructura básica que permitan asegurar las condiciones base para que nuestros niños y niñas se eduquen. La disponibilidad de agua potable en los establecimientos es urgente y de vital importancia para el buen desarrollo de toda persona y toda comunidad”, manifestó Antonia Rivera, directora de proyectos de Fundación Amulén.
Principales hallazgos
Cantidad, Abastecimiento
El 59,6% de las escuelas rurales se abastecen de agua de manera formal, es decir, por el sistema de agua potable rural (APR). Sin embargo, el 40,4% restante lo hace de manera informal, lo que equivale a más de 1.350 establecimientos carentes de agua potable en dichas regiones.
La región con mayor acceso informal al agua es Los Lagos, concentrando un 62,3% de las escuelas cuya fuente es pozo, camión aljibe, ríos, vertientes, etc.
Respecto de la percepción de los directores sobre la suficiencia de agua, en aquellas escuelas cuya fuente corresponde a APR, la evaluación alcanza una nota de 3,1, lo que corresponde a la categoría de “Bueno”. En los casos en que hay suministro informal, se presenta un promedio de 2,6, lo que correspondería a una clasificación entre “Regular” y “Bueno”.
El 31,4% de los establecimientos con suministro formal declara que sí ha tenido que cancelar las clases. Esto sucede en el 27,3% de las escuelas con abastecimiento informal. A pesar de lo anterior, es importante destacar que para establecimientos con suministro formal e informal, el porcentaje de escuelas que deben suspender las clases por falta o mala calidad del agua es el mismo.
Accesibilidad
A nivel general, el 75,9% de los establecimientos rurales cuenta con una fuente mejorada de agua. Esto no implica ningún sistema de tratamiento de aguas, sólo impide el contacto con contaminantes externos, por lo que no asegura ningún mínimo sobre la calidad del recurso.
El 24,1% de las escuelas no cuenta con una fuente mejorada de agua, por lo que ni siquiera se puede garantizar que el recurso no se esté contaminando con el medio.
Calidad
Entre el 45% y el 48% de los directores no saben si el suministro cuenta con resolución sanitaria.
En las escuelas rurales cuyo abastecimiento es informal, se concluye que un 34,6% no realiza control de cloro residual, lo que implica que más de 1/3 de los establecimientos no tiene el conocimiento sobre si el agua consumida desde la fuente principal presenta algún nivel de cloración o no.
Continuidad
Más del 44% de las escuelas carentes de agua declaran que el sistema presenta interrupciones.
Se presentan más interrupciones en el suministro en los casos de fuentes informales, siendo los ríos, esteros y vertientes los más afectados.
Entre las escuelas con suministro formal, un 36,9% de ellas que cuentan con estanque han debido suspender sus actividades de clases, mientras que entre las que no tienen un estanque, un 28,9% ha debido suspender clases. Esto implica que en las escuelas con suministro formal el contar con un estanque no benefició la mitigación de suspensión de clases.
Otros
Más de 760 alumnos pertenecientes a escuelas con suministro informal pierden más de 15 días al año de clases por consecuencia del cierre de los establecimientos por cortes o mala calidad del agua.
Con respecto a la manipulación de alimentos en los establecimientos, un 70,9% de los encuestados con abastecimiento formal declara que posee resolución sanitaria, mientras que en los de tipo informal sólo es un 56,8%.
Un 34,9% de las escuelas rurales con suministro informal no utiliza agua potable para la manipulación de alimentos.
De los establecimientos que se abastecen mediante pozos o ríos, vertientes, esteros, etc, el 45,7% declara que el recurso utilizado no es de calidad potable. Esto implica que, casi la mitad de las escuelas abastecidas mediante pozos o noria (dejando de lado el 7,4% que no posee información) no manipula alimentos con agua de calidad.
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