En Chile se consumen más de 15 millones de unidades al año de este tipo de productos, lo que ha generado preocupación dada su clasificación como “residuos peligrosos”.
El 27 de diciembre de 2023 comenzó para Chile una nueva era en el desarrollo de una economía sustentable, luego de que se publicara en el Diario Oficial la Ley “Responsabilidad Extendida del Productor”, o ley REP, que constituye un marco integral para la gestión de residuos y donde se detallan las bases, obligaciones y metas para las empresas que generen desechos.
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En dicha normativa se establecen productos prioritarios para su recolección, reciclaje y valorización, de acuerdo a los materiales con los que están constituidos; hablamos particularmente del papel, cartón, plástico, vidrio y metal. Dentro de este último grupo se incluyen los aerosoles de aluminio, hierro o metales reciclables.
El peligro de los aerosoles
El constante aumento en la producción y consumo de productos en envases de aerosoles en Chile ha generado una creciente preocupación ya que, en 2022, el país tuvo una producción de 15 millones de unidades y un consumo que superó los 91 millones, según datos de la Federación Latinoamericana del Aerosol.
Para el ingeniero Sergio Pacheco Fuente, analista de Optimización y Control de Hidronor Chile, “hoy es primordial que las industrias adopten con urgencia un camino sostenible y sustentable en sus procesos productivos, pues la gestión de estos envases se ha convertido en un desafío crítico dado que su disposición en rellenos sanitarios no es posible debido a su característica de residuo peligroso”, sentencia.
Soluciones sostenibles
Para reducir la emisión de gases de efecto invernadero es primordial disminuir el uso de materiales tóxicos, y mientras menos materiales terminen en los vertederos, más rápido se llegará a la meta de cero emisiones al 2050.
En respuesta a este desafío, el equipo de desarrollo de Hidronor creó una solución innovadora para valorizar estos residuos peligrosos a través de la implementación de un proceso que logra descontaminar los envases, cambiando su caracterización de “residuos peligrosos” a “no peligrosos”.
Al respecto, Pacheco explica que “luego de analizar los resultados obtenidos mediante un laboratorio externo certificado, comprobamos que nuestro proceso es capaz de quitar las características que catalogan a estos residuos como peligrosos, por lo que pueden ser enviados a cualquier destinatario autorizado en revalorización de residuos metálicos no peligrosos, facilitando así la reintegración de este producto al proceso productivo”.
Asimismo, detalla que “esta estrategia contribuye significativamente a la cadena de economía circular de los envases de aerosoles, ofreciendo una alternativa efectiva para enfrentar la falta de disposición adecuada de los envases de aerosoles peligrosos”.
Una solución que no solo aporta en la gestión responsable de estos residuos peligrosos, sino que también promueve la reutilización y reciclaje de materiales recuperados, representando un avance significativo hacia la sostenibilidad ambiental. Y también destaca por demostrar el potencial de la innovación para resolver desafíos ambientales complejos, junto con establecer un estándar para la gestión responsable de residuos peligrosos en el país.
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