Paola Molina O’Ryan, presidenta del Comité de Economía Circular del Instituto de la Construcción
OPINIÓN
“En Chile, aún estamos lejos de tener una regulación equivalente, pero en un mundo globalizado, no podemos permitirnos quedar atrás. La adopción de una taxonomía verde local, alineada con estándares internacionales, será clave para atraer inversión, mejorar la competitividad y alinearse a las exigencias del mercado global”.
La transformación sostenible de la industria de la construcción ya no es una opción, es una necesidad. Y en ese camino, la taxonomía verde emerge como una brújula normativa que permite distinguir, con claridad y evidencia técnica, qué se considera realmente “sostenible” en el siglo XXI.
Durante el reciente webinar al que invitó al sector a participar el Comité de Economía Circular del Instituto de la Construcción, y que fue organizado por AENOR, con el apoyo de la Plataforma Tecnológica Española de Construcción (PTEC), tuvimos la oportunidad de analizar el sistema de clasificación europeo que hoy guía las inversiones y regulaciones ambientales en el continente. Este marco, conocido como Taxonomía Verde Europea, establece seis objetivos ambientales que deben cumplir las actividades económicas para ser consideradas sostenibles. Uno de ellos —la transición hacia una economía circular— es especialmente relevante.
“Taxonomía Verde Europea, establece seis objetivos ambientales que deben cumplir las actividades económicas para ser consideradas sostenibles”
En Chile, aún estamos lejos de tener una regulación equivalente, pero en un mundo globalizado, no podemos permitirnos quedar atrás. La adopción de una taxonomía verde local, alineada con estándares internacionales, será clave para atraer inversión, mejorar la competitividad y alinearse a las exigencias del mercado global. No se trata solo de cumplir con metas climáticas; se trata de asegurar que nuestras decisiones —desde la industria de materiales, el diseño hasta el fin del ciclo de vida— estén orientadas por criterios verificables y transparentes.
“La adopción de una taxonomía verde local, alineada con estándares internacionales, será clave para atraer inversión, mejorar la competitividad
y alinearse a las exigencias del mercado global”
La economía circular, en este marco, deja de ser una aspiración y se convierte en una estrategia concreta: industrialización, innovación de los materiales y componentes para ser usados y reusados, uso de materiales reciclados, trazabilidad de residuos, indicadores ambientales medibles, valorización de residuos, etc.
Un ejemplo valioso de replicar es la certificación “Residuo Cero”, que es un modelo que ya se aplica en Europa y que podría ser perfectamente adaptado a la realidad chilena con todos los beneficios de avance en la productividad que implica.
“Le damos la bienvenida a la taxonomía verde del sector construcción
liderada por el Ministerio de Hacienda, la que será de ahora en adelante el lenguaje técnico común entre incentivos y exigencias de un futuro que ya
está aquí”
Desde el Instituto de la Construcción, estamos convencidos de que Chile debe avanzar en este camino. No solo articulando experiencias internacionales, como lo hicimos en este webinar, sino también desarrollando herramientas propias que fortalezcan nuestra institucionalidad ambiental. Le damos la bienvenida a la taxonomía verde del sector construcción liderada por el Ministerio de Hacienda, la que será de ahora en adelante el lenguaje técnico común entre incentivos y exigencias de un futuro que ya está aquí. Aprenderlo y aplicarlo es la clave para ser parte en el construir un país resiliente y sostenible que aporta con calidad de manera equitativa a todos
Colaboración de:
Paola Molina O’Ryan, presidenta del Comité de Economía Circular del Instituto de la Construcción y Past President de CES
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