A pesar de las mayores precipitaciones registradas en 2023 y lo que va de 2024, la sequía sigue siendo una preocupación por el inicio de un nuevo ciclo de la Niña. Por ello, es crucial implementar soluciones tecnológicas que garanticen la disponibilidad de agua a largo plazo.
Según la Dirección Meteorológica de Chile, en junio pasado cayeron 183,1 milímetros de agua en Santiago, convirtiendo a este otoño en el más lluvioso desde 2005. Aunque este panorama parece alentador, la mayoría de los embalses del país aún presentan déficit. Un ejemplo crítico lo representan las provincias del Elqui y Limarí, que cuentan solo con un 9% y 5% de su capacidad en relación a 2023.
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“Efectivamente durante los últimos dos años se han registrado lluvias por encima de lo normal”, coincide Guillermo Donoso, director del Centro de Derecho y Gestión del Agua de la Universidad Católica de Chile. “El incremento de las precipitaciones ha permitido una recuperación parcial de la sequía, especialmente en la zona centro-sur”, explica.
No obstante, en el centro-norte, particularmente en la Región de Coquimbo, el panorama aún es complejo. “En esa zona la situación es muy distinta, presentando importantes desafíos para la distribución del agua. Se anticipa que en 2025 el déficit persistirá, por lo que es imperativo mejorar la gestión del recurso hídrico”, añade.
El cambio climático, el aumento de la demanda y la falta de infraestructura hídrica, sin duda, son factores determinantes en la disminución del agua disponible, pero también la falta de datos de calidad para una gestión eficiente y sostenible de los 1.251 ríos que existen en Chile, según la Dirección General de Aguas (DGA).
Emilio de la Jara, CEO de Capta Hydro
Datos de calidad
“En Chile hay muchos mitos sobre el agua. Particularmente por falta de datos sobre cuánta agua hay y sus diversos usos”, afirma Emilio de la Jara, CEO de Capta Hydro, la WaterTech nacional que desde 2017 diseña, produce e implementa soluciones tecnológicas que buscan mejorar la eficiencia en el uso del recurso en distintas industrias.
“Lamentablemente, la DGA históricamente no ha contado con las herramientas ni el presupuesto necesarios para generar suficiente información en línea sobre los caudales de los ríos. Esta falta de datos impide una reacción oportuna ante sequías o inundaciones y dificulta la planificación a largo plazo. Los usuarios dependen de ella para administrar y distribuir adecuadamente el agua”, añade.
Según el VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal del año agrícola 2020-2021, la agricultura en Chile utiliza el 73% del agua disponible. Según la DGA, la industria, minería y generación, en tanto, usan el 7%, 4% y 4%, respectivamente.
“Lamentablemente, la DGA históricamente no ha contado con las herramientas ni el presupuesto necesarios para generar suficiente información en línea sobre los caudales de los ríos. Esta falta de datos impide una reacción oportuna ante sequías o inundaciones y dificulta la planificación a largo plazo. Los usuarios dependen de ella para administrar y distribuir adecuadamente el agua”, añade.
Según el VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal del año agrícola 2020-2021, la agricultura en Chile utiliza el 73% del agua disponible. Según la DGA, la industria, minería y generación, en tanto, usan el 7%, 4% y 4%, respectivamente.
Ingeniería nacional
De la Jara considera que “Debemos ir más allá del eslogan ‘No es sequía, es saqueo’, sustentado sobre supuestos difíciles de comprobar. Gradualmente debemos adoptar tecnologías que nos permitan monitorear con precisión los niveles de agua en los ríos, cuantificar nuestras extracciones y asegurar una distribución eficiente y sostenible. Necesitamos más y mejores datos para afrontar los desafíos que propone el cambio climático”.
Para ello, Capta Hydro desarrolla tecnología para la medición remota y automatización, instalada en las riberas de ríos y canales, con el fin de obtener información precisa sobre caudales y posibles anomalías. Estos datos son fundamentales para que los usuarios tomen decisiones acertadas y aseguren una distribución oportuna y conforme a sus derechos de agua, coordinando a los diferentes actores que dependen del cauce.
“Nuestros equipos no requieren de obras civiles disruptivas y funcionan de manera autónoma con energía solar, lo que nos permite operar en lugares remotos sin un mayor impacto en los ecosistemas. Una vez instalados, recopilamos información mediante AMARU, software que transmite datos, reportes y alertas que pueden ser visualizadas en múltiples plataformas", precisa el experto de Capta Hydro.
Experiencia de éxito
Con el propósito de agilizar y automatizar el proceso de reparto del agua, la Junta de Vigilancia de la primera sección del río Maipo (JVRM), organización conformada por usuarios desde el límite con Argentina hasta las cercanías de Talagante (aproximadamente 5.750 Km2), encargó a la WaterTech una versión de AMARU adaptada a sus necesidades.
"Consideramos esencial adecuar nuestra operación a los tiempos actuales mediante el uso de herramientas tecnológicas. Combinando nuestra experiencia con una plataforma diseñada específicamente para nuestros requerimientos, podremos gestionar el agua de manera más precisa, eficaz y flexible, respondiendo a escenarios cada vez más cambiantes”, afirma José Manuel Córdova, gerente técnico de la JVRM.
Gracias a los datos suministrados por la plataforma, las asociaciones de canalistas de la Junta pusieron a disposición de Aguas Andinas recursos hídricos que podrían haber aprovechado, pero que fueron cedidos con el fin de no poner en riesgo el abastecimiento de Santiago.
“Contar con mecanismos de control y vigilancia robustos y confiables es esencial para enfrentar los desafíos que nuestros usuarios y las circunstancias que se nos presentan. En este sentido, la plataforma AMARU es de gran ayuda, y esperamos que con el tiempo aumente y amplíe sus alcances”, agrega.
Al respecto, de la Jara añade: “Gracias a Amaru, cada usuario pudo determinar la cantidad mínima diaria de agua necesaria para sus operaciones, entregando parte de su recurso hídrico para ser usado en la ciudad a través de un acuerdo económico. Esto no solo benefició a los cerca de 6 millones de habitantes de Santiago, sino que también permitió a los usuarios de la JVRM generar recursos para invertir en mejoras que harán más eficiente su operación”.
“Para evitar una catástrofe como la que hoy acecha al sector silvoagropecuario de la Región de Coquimbo, que de acuerdo a un reciente informe de una consultora podría enfrentar pérdidas cercanas a los 170 millones de dólares debido a la sequía, es imprescindible adoptar tecnologías para ser más eficientes. Sólo a través de datos más precisos, de calidad y en tiempo real, facilitaremos la toma de decisiones informadas y acertadas”, plantea de la Jara.
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