Dadas las alarmantes cifras que hoy realzan la necesidad de implementar medidas tangibles para aminorar los efectos del cambio climático, empresas de todo tipo y tamaño invierten en la renovación sostenible de su infraestructura para minimizar los efectos de su actividad productiva en el medioambiente y potenciar la resiliencia de sus procesos ante eventualidades fuera de su control.
El sexto informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, enfocado en las estrategias para mitigar el cambio climático, estima que, para el 2050, los humanos deben reducir drásticamente el uso de petróleo y gas en 60% y 70% respectivamente para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, el cual establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
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Esta temática toma vital importancia en este mes de abril, cuando conmemoramos el mes y Día Mundial de la Tierra, que este año impulsa el lema “Una sola Tierra”, consigna que busca promover profundos cambios en las políticas y en nuestras decisiones para permitir vidas más limpias, ecológicas y sostenibles, en armonía con la naturaleza.
Para alcanzar los objetivos planteados en materia de reducción de GEI, y como respuesta positiva a la necesidad de saneamiento del medioambiente, la industria se ha enfocado en la transformación de su infraestructura hídrica y energética hacia fuentes más renovables para recorrer el camino hacia la sostenibilidad ambiental, con valores agregados como flexibilidad, durabilidad y resiliencia.
Esta consciente estrategia, además del aporte que brinda hacia la protección del planeta y sus recursos, permitirá a las industrias salvaguardar sus procesos ante situaciones fuera de su control como el clima, desastres naturales, pandemias, interrupción de la cadena de suministro o cortes de energía, pues lograrán ser más independientes y asegurar su continuidad operacional por mucho más tiempo.
Por otra parte, esta nueva mirada de infraestructura sostenible abrirá el camino para “combinar diversas fuentes de energía bajas en carbono o carbono cero, como la eólica, la solar, la nuclear, el hidrógeno y la hidroeléctrica, entre otras”, y, por consiguiente, ayudar a reducir significativamente o eliminar por completo las emisiones de gases de efecto invernadero”, destaca Cindy Wallis-Lage, directora ejecutiva de Sostenibilidad y Resiliencia de Black & Veatch, empresa de soluciones integrales de infraestructura presente en todo Chile y la región desde hace más de 45 años, con más de 350 proyectos de agua, energía, petróleo y gas, y telecomunicaciones desarrollados en nueve países de América del Sur.
“Sabemos que la renovación de la infraestructura de una empresa es una inversión no menor, pero una gestión prudente puede hacer más asequibles estos proyectos. Es por esto que contar con proveedores clave en esta creciente necesidad industrial es de vital importancia para lograr los resultados esperados. Ejemplo de ello es el alcance que ofrecemos en Black & Veatch, donde trabajamos directamente con las empresas de servicios públicos, proveedores de telecomunicaciones, operadores de centros de datos y planificadores urbanos para ofrecer un análisis exhaustivo con el que apoyamos a las empresas con sus procesos de diseño y construcción eficiente, resaltando, además, que lo hacemos dentro del presupuesto proyectado, con lo que maximizamos el retorno de la inversión”, añade Wallis-Lage.
Además, se debe tener en cuenta que una renovación de este tipo tiene alcances que trascienden el tema medioambiental, ya que, además, generan nuevos puestos de trabajo en las comunidades donde se realizan, lo que a su vez impacta en el desarrollo y la calidad de vida de sus habitantes.
“Como sociedad esperamos que la conmemoración del mes y Día Mundial de la Tierra dentro de 20 años sea una celebración enfocada en lo lejos que hemos llegado en la industria para ser más sostenibles. Que sea una fecha para reconocer los logros que hemos alcanzado hacia una economía baja en carbono o carbono cero, y que celebre nuestro uso equitativo y responsable de los recursos”, finaliza Wallis-Lage.
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