Según investigadora del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes, las aguas subterráneas son aptas para utilizar en una amplia variedad de proyectos que mejorarían las condiciones de cultivo en áreas con clima adverso, mejorarían la calidad del aire si se emplean en proyectos de calefacción geotérmica y fomentarían la economía local aportando a diversificar e innovar en diferentes sectores económicos.
Es estratégico para el Chile de hoy conocer la presencia, el origen, la circulación y almacenamiento de las aguas subterráneas. Este es el tema principal que ahondó el estudio liderado por investigadores del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) y publicado por el Journal of Geochemical Exploration.
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En el paper se evidencia el gran poder geotérmico de las aguas termales en la Zona Volcánica del sur de Chile, específicamente en la Falla Liquiñe-Ofqui (LOFZ). El estudio “Exploring the shallow geothermal resources in the Chilean Southern T Volcanic Zone: Insight from the Liquiñe thermal springs” fue liderado por la investigadora principal del CEGA Linda Daniele, en conjunto con varios científicos de universidades chilenas y extranjeras y se centró en las aguas subterráneas termales que fluyen en la zona.
Para Daniele, “las aguas estudiadas presentan características adecuadas para el uso directo. Es decir, son aptas para utilizar en una amplia variedad de proyectos que mejorarían las condiciones de cultivo en áreas con clima adverso, mejorarían la calidad del aire si se emplean en proyectos de calefacción geotérmica y fomentarían la economía local aportando a diversificar e innovar en diferentes sectores económicos. La gran conclusión que obtenemos de este estudio es que estamos desperdiciando la enorme oportunidad que nos entrega la especial geología chilena, de tener un país más sustentable, de avanzar en el desarrollo local y usar una energía limpia, inagotable, independiente del clima. Tenemos un potencial que podría colocar a Chile entre los países con mayor desarrollo económico verde (green economy) y mejorar la calidad de vida de muchos chilenos”.
El estudio en Chile de las aguas ha estado enfocado más a sus aguas superficiales que a las subterráneas y, de hecho, los acuíferos que se explotan son los que normalmente bordean los principales ríos en los valles del país. Sin embargo, el funcionamiento exacto de éstos, los procesos y mecanismos de recarga aún no se conocen bien. “Saber de dónde procede exactamente el agua que captamos en los valles es un aspecto relevante de cara a la sustentabilidad y a una gestión eficiente de este recurso tan escaso”, señala Daniele.
¿Cómo se estudia la temperatura y la disponibilidad de agua en LOFZ?
“La evidencia más directa que existe una circulación de agua subterránea es entregada por los manantiales. A partir del estudio de estos más las observaciones geológicas de terreno y los datos isotópicos, se puede establecer el origen de las aguas, las litologías por las cuales han pasado y estimar la profundidad a la que pueden haber llegado. La temperatura a partir de los 10-15 metros de profundidad es función del gradiente geotérmico de la Tierra y esto ayuda a establecer la profundidad a la que pueden haber llegado y los procesos fisicoquímicos a los que han sido sometidas. En Chile existe un gradiente que favorece el aumento de temperatura en las aguas y permite que, además de los diferentes usos a los que estamos acostumbrados, se le pueda sacar calor útil en diferentes actividades (mejora de los cultivos, mejora de la calidad del aire con calefacción geotérmica, etc.)”, indicó Linda Daniel.
Para la investigadora, es de suma relevancia “conocer exactamente lo que existe y poder generar así políticas acordes a los territorios en materia de agua y, además, el cambio climático ya está mostrando la extrema variabilidad de las precipitaciones que inciden directamente en la cantidad de agua que fluye en los cauces de los ríos”.
En este contexto, estudiar mejor las aguas subterráneas se traduce en disponer mejor del recurso y de la posibilidad de considerar estos reservorios de aguas como posibles almacenes para una mejor gestión en condiciones climáticas tan variables y con eventos de lluvias siempre más extremos.
El análisis se realizó en los laboratorios de Geoquímica de la Universidad de Chile, utilizando equipos de primera línea tecnológica, lo que asegura resultados óptimos desde la toma de muestras en terreno hasta la interpretación de resultados.
Fuente, El Divisadero
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