El proyecto está diseñado para estabilizar la red eléctrica de Chile y reducir los vertimientos de energía renovable, y se espera que inyecte 280 GWh de electricidad a la red cada año. Su finalización no solo mejorará la confiabilidad de la red, sino que también ayudará a reducir las emisiones de carbono en una región que enfrenta la intermitencia de las fuentes de energía renovable.
DNV desempeñó un papel central en el proceso de financiamiento al realizar una debida diligencia sobre las condiciones del mercado y evaluar los riesgos de un acuerdo de compra de energía a largo plazo. La consultora también optimizó el sistema de baterías y realizó un análisis de despacho, lo que ayudó a asegurar la inversión de instituciones financieras globales. La experiencia de DNV permitió a Atlas acelerar el desarrollo de su proyecto de almacenamiento en baterías y fortalecer su posición en el mercado como pionero en almacenamiento de energía, ayudando a la empresa a consolidar su posición en América Latina como proveedor líder de soluciones de energía limpia para grandes consumidores en la región.
Marian van den Berg, consultora senior de Proyectos en DNV, comentó: "Este proyecto resalta nuestra experiencia en la debida diligencia de mercado para almacenamiento de energía y representa un avance clave para el sistema eléctrico de Chile. Nuestro riguroso análisis de mercado y evaluación de riesgos fueron fundamentales para asegurar la confianza de los inversores, demostrando que el almacenamiento de energía es una propuesta de inversión sólida en América Latina".
Santiago Blanco, vicepresidente ejecutivo y director regional para América Latina, Sistemas Energéticos en DNV, agregó: "El sistema de almacenamiento de energía del proyecto BESS del Desierto establecerá un nuevo referente para los proyectos de almacenamiento en la región. Este desarrollo ayudará a abordar algunos de los desafíos energéticos más urgentes de Chile, al mismo tiempo que allanará el camino para futuras inversiones en energía sostenible. La contribución de DNV fue invaluable para asegurar el financiamiento necesario para hacer realidad este proyecto".
Chile está a la vanguardia de la transición energética verde en América Latina, aprovechando el potencial de la intensidad solar del Desierto de Atacama (la más alta del mundo). Actualmente, la energía eólica y solar representan alrededor del 33% de la demanda eléctrica de Chile, superando a la generación térmica. Esto es impulsado por una robusta agenda de energía limpia que apoya proyectos enfocados en alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. El país se encuentra entre los 20 mejores en la transición energética a nivel global, según el informe del Foro Económico Mundial de 2024, y apunta a lograr la neutralidad de carbono para 2050.
Para 2035, el país planea exportar soluciones solares, incluidos sistemas de almacenamiento, mientras desarrolla un sector energético resiliente para integrar las energías renovables y reducir las emisiones. Para abordar la variabilidad de la energía solar y eólica, Chile necesita soluciones de almacenamiento de energía adicionales, seguras y confiables.
