“Debemos aprovechar al máximo nuestro gran potencial eólico, que es uno de los mejores del planeta”.
Nolberto Sáez
Seremi de Energía de Magallanes
¿Autos que funcionen con agua? Parece ciencia ficción. Sin embargo, en menos de 100 años esto podría suceder, y quizá, antes. ¿Lejos? No. Cerca. Bastante más de lo que creemos.
Si recordamos nuestras clases de química, sabremos que el agua consiste en la unión de dos átomos de hidrógeno con uno de oxígeno y cuya fórmula química es H2O.
Si descomponemos los elementos del agua, obtendremos un átomo de oxígeno (un comburente) ampliamente usado en la industria, en el buceo, en medicina, en fundiciones, entre otros.
¿Y el Hidrógeno? El hidrógeno es un combustible. Las aplicaciones para estos dos átomos permiten apoyar procesos para la obtención de amoniaco, metanol, como combustible para camiones, trenes, barcos, e incluso aviones.
“El futuro del hidrógeno verde en Chile, lo construimos en el presente: presente que está comenzando en Magallanes gracias a la fuerza
de nuestro viento”
El proceso más conocido para la descomposición de los componentes elementales del agua es la hidrólisis; y consiste en hacer pasar una corriente continua a través de un par de electrodos sumergidos en el agua.
Para producir la corriente continua se usan generadores movidos por combustibles fósiles. El problema es que estos generadores entregan CO2 a la atmósfera. De allí que ese hidrógeno se llame hidrógeno gris.
Si de alguna manera se logra recuperar el CO2 y reinyectarlo en alguna parte, evitando que llegue a la atmósfera, se le llama hidrógeno azul, y por último, si producimos la electricidad con ERNC, que no generan CO2 en la producción de electricidad, se pasa a llamar hidrógeno verde (los colores sólo designan su origen).
A pesar de que en los últimos meses se ha avanzado en el desarrollo de políticas que impulsarían el desarrollo del hidrógeno verde en Chile, aún quedan brechas por acortar.
Se necesita un marco regulatorio claro y una certeza jurídica para que los inversionistas apuesten por el país al momento de instalar los proyectos de producción de hidrógeno verde.
“Como región, tenemos el convencimiento
que para hacer bien el hidrógeno verde, hay
que venir al sur, donde abunda el viento”
Actualmente, desde el Ministerio de Energía se trabaja en sentar las bases del cuadro normativo que impulse su desarrollo, desplegando al Estado de manera inteligente y eficiente, articulando su diversa red servicios, justamente, "al servicio" de un objetivo país que puede ser -literalmente-, el combustible que nos haga despegar hacia un salto tecnológico sin precedentes, convirtiéndonos, por qué no, en la primera nación desarrollada de Sudamérica.
“En temas normativos, lo primero es clasificar el hidrógeno como combustible, que es en lo que ya está trabajando el ministerio dentro del plan de desarrollo de regulaciones. Este plan contempla preparar la normativa considerando toda la cadena de valor del hidrógeno como energético, desde su producción, acondicionamiento, almacenamiento, transporte, distribución y comercialización", explicó recientemente el Ministro de Energía, Juan Carlos Jobet agregando que es clave señalar que ya está regularizada su producción y uso y que el desafío ahora es actualizar la regulación y cubrir los nuevos potenciales usos.
Como bien dice el ministro, en este sentido es fundamental contar con un cuerpo legal claro, capaz de adecuarse a los escenarios mundiales, siendo a la vez, tan atractivo para la inversión, como conveniente para los intereses de Chile.
Alcanzar este balance -o equilibrio si se quiere- será, finalmente, aquello que nos lleve a hacer del hidrógeno verde, lo que el cobre ha sido para nuestro país.
Por ello, el momento de hacerlo bien, es ahora.
Porque el futuro se construye en el presente. Desde donde miro al pasado, a 500 años de la primera circunnavegación; e intento adivinar las veces que aquellos navegantes del océano gritaron al horizonte: "¡Aprovechemos el barlovento! ¡Aprovechemos que tenemos el viento a nuestro favor!".
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