“Ha llegado el momento de repensar las estructuras de gobernanza hídrica existentes en Chile, pero no solo desde la perspectiva del derecho al agua, sino que desde el afán de alterar la dinámica territorial actual, planteando el desafío de construir una gestión multinivel”.
Sebastián Díaz Howard-Allman
Cientista Político U. Diego Portales
Luego del frente climático que afectó a la Región Metropolitana y a la zona centro sur del país hace algunos días, y en donde más de 1.500 personas quedaron aisladas y otras 288 damnificadas, de acuerdo con las cifras entregadas por la ONEMI, se ha vuelto a poner en duda el rol que juegan las empresas en la gestión del agua. Tampoco queda claro cuál es el papel de los municipios ante eventuales cortes de caminos, anegamientos y deslizamientos durante el invierno, además de sequías y la agudización de la desertificación durante el verano.
En Chile, los desastres naturales no son solo producto de fuertes variaciones climáticas. La intervención del mundo privado ha sido la piedra angular de un modelo que, al deforestar quebradas, cambiar cursos naturales del agua y promover un uso intensivo de ésta, ha alterado los ecosistemas y transformado a municipios en actores que solo operan en la emergencia, asistiendo a vecinos e ideando limitados planes de contingencia.
"Los municipios tienen solo tres obligaciones en
materia hídrica: mantener acequias y canales limpios;
hacer un uso efectivo del recaudo por remates de
derechos de agua, y cubrir las necesidades de
consumo básicas de la comunidad en escenarios
de extrema escasez".
Actualmente, y desde aspectos normativos, los municipios tienen solo tres obligaciones en materia hídrica: mantener acequias y canales limpios; hacer un uso efectivo del recaudo por remates de derechos de agua, y cubrir las necesidades de consumo básicas de la comunidad en escenarios de extrema escasez. Es decir, los instrumentos ordenadores, además de ser completamente subvalorados e insuficientes para abordar las necesidades climáticas de sus propios territorios, han demostrado no tener la capacidad para correctamente fiscalizar lo que se está haciendo con el agua en sus propias comunas y demandar mejoras.
"Durante el último año se ha visto inmerso en
grandes procesos de cambio, en donde el interés
social y ambiental en torno a la idea de lo común,
representa los cimientos de un movimiento centrado
en demostrar cómo el enfoque de mercado integrado
en nuestro territorio ha erosionado a la gestión local
del agua".
No obstante, el país durante el último año se ha visto inmerso en grandes procesos de cambio, en donde el interés social y ambiental en torno a la idea de lo común, representa los cimientos de un movimiento centrado en demostrar cómo el enfoque de mercado integrado en nuestro territorio ha erosionado a la gestión local del agua.Esta situación, ha dejado desprotegidos y sin las herramientas necesarias a los actores que conocen la realidad y la singularidad de sus propias comunas, municipios y ciudadanos.
Ha llegado el momento de repensar las estructuras de gobernanza hídrica existentes en Chile, pero no solo desde la perspectiva del derecho al agua, sino que desde el afán de alterar la dinámica territorial actual, planteando el desafío de construir una gestión multinivel. Una nueva lógica en donde al agua sea la base de una agenda interconectada con el objetivo de reconstruir los mecanismos regulatorios y fortalecer la gestión local. Tanto municipios como ciudadanos requieren tomar decisiones, limitar el libre accionar de empresas y enfrentar de mejor manera futuras emergencias climáticas y sociales en el territorio, transformando todo dejo de vulnerabilidad en estrategias de resiliencia y adaptabilidad representativas de la realidad de cada comuna.
Sebastián Díaz Howard-Allman, es Cientista Político y Diplomado en Políticas de Desarrollo Urbano y Movilidad, Universidad Diego Portales. Msc en Ciudades Sustentables, Universidad de Leeds y Coordinador General del Laboratorio para la Democracia del Agua.
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