Especialista de Imelsa repara sobre el fin de la Tarifa de Invierno y advierte sus implicancias: aumento de costos e impacto ambiental

“Es probable que los consumidores tengan que desembolsar más dinero, ya que el cambio de comportamiento afectaría las fuentes de energía utilizadas para la producción, lo que se traduciría en mayores costos que probablemente se reflejarían en las siguientes licitaciones eléctricas”, advierte Sebastián Bernstein, gerente de Comercialización de Imelsa Energía.

La eliminación a la Tarifa de Invierno podría tener un efecto significativo en los hábitos de consumo eléctrico de las personas. Según explica Sebastián Bernstein, gerente de Comercialización de Imelsa Energía, sin esta tarifa, se perdería un incentivo para moderar el consumo, lo que generaría ineficiencias en el sistema, aumentando los costos y el impacto ambiental.

“Esto se reflejaría en un aumento de consumo de energía por parte de los chilenos, lo que resultaría en una mayor demanda del sistema eléctrico en momentos de mayor estrés, cuando no se dispone de suficiente energía renovable. Como consecuencia, se requerirían fuentes de energía más contaminantes, lo que socavaría los esfuerzos de la industria por ser más sustentable y generaría mayores emisiones debido al uso ineficiente de la energía”, explica Bernstein en una columna enviada a nuestro medio.

 

En ese sentido, agrega, “es probable que los consumidores tengan que desembolsar más dinero, ya que el cambio de comportamiento afectaría las fuentes de energía utilizadas para la producción, lo que se traduciría en mayores costos que probablemente se reflejarían en las siguientes licitaciones eléctricas”. 

 

El ejecutivo advierte que la eliminación de la Tarifa de Invierno también implicaría otros costos adicionales. Por ejemplo, “las distribuidoras tendrían que asumir un costo mayor debido al aumento de la demanda en las horas punta. Este incremento en el consumo de energía en unas pocas horas del año requerirá aumentar la capacidad de las instalaciones de distribución, lo que representaría un mayor costo y un desafío para las distribuidoras al tener que aumentar rápidamente la capacidad en zonas críticas para evitar fallas en el suministro. Esta mayor capacidad será una capacidad ociosa durante el resto del año, pero un costo que los clientes finales deberán asumir”.

 

En cuanto a la tarifa y el cargo de potencia de horas punta, éstas “han sido políticas de eficiencia energética duraderas en el país, que han contribuido al desarrollo de una sociedad más consciente de sus hábitos de consumo eléctrico. Han permitido una distribución más equilibrada del consumo y una matriz de generación más eficiente, evitando así instalaciones eléctricas ociosas que afectan a todos los chilenos”, señala. 

 

Por último, concluye explicando que “hay muchas tecnologías de calefacción que las distribuidoras llevan años tratando de introducir, que permiten el consumo de energía en los horarios que no estresan al sistema, como son los acumuladores de calor, las bombas de calor y otras tecnologías que permiten cargar calor y frío en horarios fuera de las horas de puntas y usarlas en dicho horario. 

Otras tecnologías como los medidores y los electrodomésticos inteligentes permiten coordinar el uso de la energía entre todos para que se aprovechen al máximo las instalaciones de energía y la generación con energía renovable. Con esto se permite poder llegar al mismo fin sin necesidad de eliminar la tarifa de invierno”.

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