Agrónomos chilenos inventan tecnología agrícola única en el mundo para combatir la crisis hídrica

El agrónomo Rodolfo Campos Gaedechens creó un sistema de control de temperatura de agua, la que se utiliza para regar campos agrícolas con hasta un 50% menos de consumo hídrico.

Rodolfo Campos Gaedechends solía trabajar en una multinacional de fertilizantes químicos. Pero con el paso de cada temporada, se fue dando cuenta que los agricultores debían subir las dosis de fertilizantes a aplicar. Los niveles de nitrito y contaminación de las napas de agua iban en aumento y veía como no se estaban aprovechando los residuos orgánicos. Entonces decidió cambiar y dedicarse a la fertilización orgánica y razonable, fundando Bio-Feed. Corría el año 2017 cuando realizó la primera solicitud de Patente de Invención ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI). Y después de más de tres años de análisis técnicos y constantes mejoras, le otorgaron el Título de Patente de Invención de un “sistema de automatizado para calentar, monitorear y controlar la temperatura en líquidos para un biorreactor”.


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Tal como lo menciona su definición, este invento permite controlar la temperatura del agua almacenada en un biorreactor, lo que quintuplica la reproducción de microorganismos gracias a la temperatura del agua y de las propiedades de un “té de compost aireado”. Se le da este nombre porque el té de compost es el encargado de entregar los nutrientes a través del riego, dejando pequeñas esponjas en la estructura del suelo que captan estos nutrientes y los absorbe lentamente. Gracias al medidor de temperatura, esta tecnología se transforma en la más moderna del mundo en materia de “Compost Tea”.

 

“Este sistema, que involucra el té de compost, aumenta la actividad biológica del suelo y lo vuelve más estable y menos propenso a sufrir la erosión y enfermedades; mejora la infiltración, el drenaje y la capacidad de retención de agua, tema sensible si observamos los preocupantes índices de temperatura y sequía que vive nuestro país desde hace más de 10 años”, explica el agrónomo.

 

El Banco Mundial realizó un estudio para identificar las principales amenazas hidrometeorológicas y sus impactos fiscales en los países de la Alianza del Pacífico (Argentina, Chile, México y Perú). La investigación partió en 2018 y concluyó que los principales fenómenos que afectan a estos países son las inundaciones y la sequía. En nuestro país, las pérdidas por estos fenómenos ascienden a US$9 mil millones entre 1926 y 2019, y la sequía es la principal amenaza en Chile, generando pérdidas por más de US$4 mil millones y afectando a más de seis millones de personas.

 

Según Rodolfo, lo más difícil ha sido transmitir y difundir en el mundo agrícola que existen otras tecnologías que se están utilizando y que ayudan a mejorar la situación de la sequía. “No podemos seguir cultivando con los mismos sistemas antiguos que dejan lavados los suelos y sin estructura para que haya captación de agua, (...) tenemos que buscar otras vías, y estamos impulsando esta tecnología para que todos los productores puedan tener acceso a bajo costo y sin contaminar”, agrega. 

 

Además de esta invención, Rodolfo, se encuentra haciendo estudios con diferentes laboratorios: “Hemos tomado muestras de agricultores en zonas de sequías para poder analizar sus microorganismos nativos. Estamos trabajando con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura en Chillán y con el Centro de Investigación Ceres en Valparaíso, dónde estamos experimentando con diferentes microorganismos, como por ejemplo Hongos Micorrizas para ver el efecto de estos hongos en la tierra”, comenta Rodolfo.

 

La Dra. de la Universidad Católica de Valparaíso y parte del equipo del Centro Ceres, Ana Aguilar, señaló que “es muy gratificante observar que existen empresas nacionales innovadoras que están interesadas en el uso y los beneficios de las micorrizas arbusculares, hongos que juega un papel importante en varios aspectos para los cultivos agrícolas. Desde la investigación sabemos todo el potencial que tienen estos hongos para ayudar a enfrentar el cambio climático y promover una agricultura sostenible. Necesitamos la cooperación directa de instituciones que colaboren en la difusión y en el establecimiento a mayor escala en los campos de estos microorganismos”.