Al respecto, el investigador explicó que el uso de hidrógeno verde en minería subterránea tiene varias ventajas y beneficios socioambientales relevantes para este tipo de operaciones, “como eliminar gases contaminantes y sacar la huella de carbono de este tipo de maquinaria; tiene un impacto de requerimiento de ventilación de la mina, cosa de mantener una adecuada atmósfera de trabajo; y también tiene un impacto en reducir los túneles de ventilación, es decir, en el diseño estructural de una faena minera”.
El académico argumentó que, en el caso estudio analizado por su equipo, uno de los objetivos fue desarrollar un análisis técnico económico para implementar las tecnologías de pilas de combustible en minería subterránea, usando hidrógeno verde como combustible primario. “En este caso, se implementan diferentes componentes para extender la autonomía de los equipos con pilas de combustible. Entonces tenemos estos equipos con tanques de hidrógeno, pilas de combustible poliméricas y convertidores DC”.
El estudio consideró al menos una flota de 40 equipos de minería subterránea, como cargadores frontales y camiones, que operan 300 días al año, las 24 horas del día.
Se considera que cada equipo consume 20 litros por hora de diésel, lo que equivale a 19.200 litros diarios para esta flota, con lo cual se realiza una equivalencia en hidrógeno verde con el que se debería contar para desarrollar y cubrir esa demanda energética.
“Para ello, lo que hacemos es producir hidrógeno verde en un electrolizador alcalino, luego almacenarlo a baja presión, tener un sistema de compresión a alta presión, y luego tener dos sistemas de almacenamiento. Almacenamiento de 150 bar y luego tenemos surtidores o dispensadores para suministrar este H2 verde a la maquinaria subterránea”, agregó Reyes-Bozo.
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