Apuntando a un vuelco hacia la economía circular en nuestro país, el académico de la Universidad de Chile y experto en energía, Rodrigo Palma, explicó que existen ciertas condiciones elementales con las cuales se podría llegar a generar en Chile, una industria que desarrolle tecnología solar producida por energías limpias.
BOLETÍN ESPECIAL CONGRESO MUNDIAL SOLAR
Aunque es un horizonte muy lejano aún, tanto como lo era el impensado desarrollo de las energías renovables hace unos 6 años en nuestro país, existen ciertas circunstancias que contribuirían al desarrollo de una industria que podría desarrollar tecnología solar en base a una producción energética limpia como, por ejemplo, mediante eólica, geotérmica o solar.
Rodrigo Palma, director del Centro de Energía de la Universidad de Chile, durante el Solar World Congress
El concepto lo planteó a Reporte Sostenible el académico y experto en energías, Rodrigo Palma, director del Centro de Energía de la Universidad de Chile, en el marco del World Solar Congress, instancia que reunió a más de 300 científicos, expertos y proveedores de diversas partes del mundo durante su inauguración esta mañana.
Para llegar a ello, explica Palma, contamos con diversas fuentes primarias de energía limpia, pero, además, es necesario dar un giro hacia la economía circular, en el que, particularmente la industria minera puede hacer un gran aporte.
“Nosotros aspiramos a que, paso a paso, exista un vuelco de la economía minera chilena a la economía circular, en la que nos enganchemos en una lógica donde los materiales en la tierra comienzan a circular, más que en un flujo unidireccional hacia los botaderos. Existe un nivel de recirculación de los metales, pero esto hay que llevarlo a su máxima expresión y en eso el sol puede jugar un rol muy importante”, explica el experto.
“Visualizo que Chile podría ser un lugar de recuperación de materiales de valor, e ir migrando su minería de a poco a tener una componente que es extractiva, a una componente de recirculación hecha en el mismo territorio”.
Bajo este criterio, de recuperación y recirculación de materias primas más el potencial de renovables existentes en el país “podrías llegar a fabricar tecnología de energía solar con energía solar u otras energías limpias, y con ella fabricar la próxima generación de tecnología limpia que, a su vez, fabrica energía, y a ahí estamos en la lógica de la economía circular”.
-¿Qué tan cerca estamos de ello?
Estamos muy lejos aún, pero hay grandes oportunidades. Creo que la premisa es que tenemos todo para ofrecer: una cosa es tener el recurso inagotable, que sea de alta calidad, no solo tenerlo, sino que además sea más competitivo en Chile. Entonces conforme logremos entrar en la economía de escala, para que esto valga la pena y Chile se meta en este rol productivo de energía, va a depender del éxito de políticas públicas como apuestas privadas. Lamentablemente en este país, a diferencia de otros, ni siquiera hacemos mucho pilotaje. La idea es partir con empresas que apuesten en ello, está el Instituto de Tecnologías Limpias, que es una apuesta grande de Chile con 200 millones de dólares para justamente probar estas cosas, y si de ahí salen un par de resultados buenos, podemos engancharnos en una bolita de nieve que va a ir creciendo.
-¿Cómo podemos hacer entonces, para incentivar a este tipo de industria?
Mientras más tensión se le ponga a que tenemos que fabricar en forma limpia, Chile podría llegar a ser atractivo para tener un desarrollo industrial de energía solar alimentado por energía limpia, puede ser geotermia, eólica.
El panel solar, por ejemplo, el solo hecho de fabricarlo requiere energía y genera emisiones, entonces, dependiendo de cómo se haya fabricado será la huella de carbono que deje, la que podría ser súper grande.
Entonces, lo que logramos cuando lo fabricamos con energía limpia es dejar una huella de carbono más baja, y si fabricas una segunda generación bajo esta modalidad ya tienes una huella de carbono mucho más reducida y ese es el círculo virtuoso al que tenemos que llegar no solo en Chile, sino que a nivel mundial.
Para llegar a este horizonte, el profesor explica que hay varias ideas dando vueltas y también se requiere el fomento del Estado, de los privados, del mundo académico y de la sociedad en general: “están los empresarios que tienen ganas (de desarrollar este concepto), pero cuando te metes en los mercados competitivos, con las incertidumbres del petróleo, hoy concretamente no le hemos ganado a nadie, no tenemos como el súper caso de súper éxito, pero sí, al menos, tenemos una penetración solar, que es bastante vertiginosa para nuestra escala, que va en 10% de la matriz en capacidad instalada, lo que era impensable hace 6 años. Por lo que estoy optimista que esto pueda agarrar algún vuelo, aunque no hay una cosa asegurada”. | RS
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