América Latina es una de las zonas más urbanizadas del planeta, con el 82% de las personas viviendo en ciudades. Concentra el 17% de su población urbana en sólo seis megaciudades, cada una de ellas con más de 10 millones de habitantes. Por eso, uno de los objetivos de 4MA es entregar propuestas para contribuir al cumplimiento de las metas de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Generar ciudades con soluciones sostenibles en el tiempo en Latinoamérica pareciera ser una tarea titánica, pero no imposible. Es lo que plantea la alianza chilena 4MA - 4 Mujeres Arquitectas - que, aplicando sus 4 especialidades, proponen un cambio importante a la hora de configurar y planificar las ciudades de América Latina.
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Es así como la iniciativa de estas 4 mujeres arquitectas - apoyada por CORFO y la Aceleradora de Negocios Internacionales AniChile - llegó a Ecuador con el objetivo de aportar su mirada. “Nos propusimos el desafío de diseñar soluciones arquitectónicas para mejorar la calidad de vida en las ciudades de América Latina, a través de nuestras distintas especialidades: planificación integral urbanística, arquitectura digital avanzada, diseño de iluminación arquitectónica y certificación de accesibilidad universal”, explica Ana María Dávila, una de las cuatro arquitectas y gerenta general de la oficina de arquitectura chilena Archiplan.
Importante, ya que, en Ecuador diagnostican que las ciudades han crecido sin planificación, una realidad visible principalmente en Guayaquil, Quito y Cuenca. “De hecho, Guayaquil trabaja en un plan maestro para el desarrollo urbano de los próximos 50 años (2070), lo que puede ser una buena oportunidad para aplicar conceptos claves de sustentabilidad”.
Por lo mismo, esta mirada se puede transformar en una ruta a seguir en términos de planificación urbana. “En 4MA queremos promover una ‘Arquitectura Integradora de Ecosistemas’, que desarrolle una relación armónica entre el diseño arquitectónico y los distintos ecosistemas sociales, patrimoniales, medio ambientales, geográficos y culturales de las ciudades, para así contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que habitan en ellas”, agrega la profesional.
Algunos diagnósticos
En este sentido, es interesante que las arquitectas chilenas hayan hecho un análisis exhaustivo de la realidad arquitectónica del país, llegando a algunas conclusiones importantes.
En términos de arquitectura inclusiva, Ecuador ejecuta acciones coordinadas en favor del turismo accesible, existiendo distintas rutas turísticas accesible e inclusivas, por ejemplo, Cuenca, Baños, Quito, Guayaquil, Manta, Atacames y provincia de Imbabura. Por otro lado, la Norma NEC-HS-AU permite accesibilidad universal en construcciones públicas o privadas que presten servicio público”, relata Andrea Boudeguer, de la oficina BAU Accesibilidad- Empresa B.
Y agrega que “si no incorporamos la accesibilidad universal desde la base de los proyectos, corremos el riesgo de dejar de lado al 15% de la población mundial. Este es un pilar importante de nuestra propuesta de arquitectura integradora”.
Patricia Durán, por su parte, destacó que la alianza 4MA representa “la oportunidad de impulsar la arquitectura digital avanzada, llevando nuevos espacios de innovación hacia el resto del continente, porque está demostrado que el uso de la herramienta BIM (Building Information Modeling) en todo el proceso de un proyecto, desde el diseño hasta su construcción, permite mejorar la productividad y reducir los costos hasta en un 30%, entre otros beneficios”.
En cuanto a la iluminación arquitectónica, Paulina Villalobos, considera importante “existe una tendencia marcada principalmente por el uso adecuado de la iluminación natural y LED. Además, se aplica el Smart Lighting en las nuevas luminarias. No solo consideran la tecnología de las luminarias, también controlan momento de encendido y apagado”. Y claramente, esto puede seguir desarrollándose.
Finalmente, estas arquitectas plantean un concepto esencial. “Es importante entender que los ecosistemas deben respetar la identidad, las memorias de los territorios, que -sin duda- tienen culturas propias. Esta integración de ecosistemas lo que está permitiendo es que las distintas diversidades de vida humana que habitan y coexistan en un territorio, puedan sentir este diseño y este proyecto como propios”.
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