La Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, se sumó al debate nacional chileno sobre la desalación, enfatizando que se trata de una alternativa sustentable para hacer frente a la crisis hídrica que padece el país.
Representantes de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, ALADYR, hicieron un llamado para que las autoridades, gremios y la sociedad chilena persistan en la masificación de la desalación a pesar de las advertencias “sin fundamento” que voceros detractores han venido difundiendo y enfatizaron que la tecnología es sustentable.
“Como organismo técnico y que reúne a los líderes de la industria a nivel mundial, nos preocupa que haya matrices que pongan en riesgo el crecimiento de la capacidad instalada para desalar como estrategia imprescindible para lograr la seguridad hídrica en zonas y comunidades donde escasea el agua” declaró el presidente de la Asociación, Juan Miguel Pinto.
Por su parte, Patricio Mártiz, director de ALADYR en Chile agregó que “algunos detractores de la desalación proveen una visión muy negativa de la compatibilidad de las plantas desaladoras con el medio marino. Hacen ver que efluente de descarte, que es el resto del agua que no fue purificada (salmuera), como una especie de compuesto capaz de acabar con la vida marina, cuando en realidad se ha comprobado en estudios en el extranjero y otros realizados acá mismo en Chile, que eso no es correcto; y además, la descarga de esta salmuera se hace cumpliendo estrictos estándares mundiales, como la norma española o australiana”.
Citaron a especialistas como Daniel Prats, catedrático de ingeniería química y coordinador de proyectos y desarrollo del Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante - España, para explicar que la desalinización de agua de mar también ocurre como proceso natural en el ciclo del agua por medio de la evaporación y que la capacidad instalada en todo el mundo no tiene la magnitud para alterar significativamente la composición marina.
Detallaron que cada año el ciclo natural del agua toma 44 mil ochocientos kilómetros cúbicos de agua desalinizada por evaporación natural y los precipita sobre el continente, mientras que todas las desaladoras de agua de mar del mundo suman 22 kilómetros cúbicos al año, es decir, un 0,05%. “Es evidente que el ciclo natural del agua, desala hasta 2 mil veces más que todas las desaladoras combinadas del mundo” dijeron.
Para dejarlo aún más claro con un ejemplo exagerado se preguntaron ¿cómo se modificaría la salinidad media del mar si se evitara que el total del agua dulce producto de la desalación no retornara? y dijeron que, al cabo de un año, la concentración salina oceánica pasaría de 35 mil miligramos por litro a 35 mil coma 00056 miligramos por litros. Es decir, una variabilidad de 0,0000017% de aumento de la salinidad. En otras palabras: “el efecto de la desalinización de agua de mar a largo plazo es totalmente despreciable”.
Precisaron que existen opciones para minimizar el impacto localizado de la descarga de salmuera. Entre ellas, combinarla con otra fuente de agua para reducir la concentración de sales, diseños apropiados de los emisores marinos, BMED (bipolar membrane electrodialysis) y substracción de minerales.
Mártiz invitó a las autoridades legislativas, reguladoras y ejecutivas a rediseñar el mundo normativo para que incentiven los proyectos de desalación y reúso de agua, pues éstos son una alternativa inequívoca para garantizar el acceso sustentable al agua potable y uso eficiente del agua en el caso del reúso, indicando que aparte de cuidar el uso del agua continental, se debe tener un plan agresivo para incrementar la producción de “nueva agua fresca”, mencionando además que desde ALADYR, las puertas están abiertas para colaborar.
José Ignacio Zaldívar, representante de ALADYR para el sector legislativo, abogado de la prestigiosa firma Rivadeneira Colombara Zegers, señaló que “El derecho al acceso al agua potable prima ante cualquier hipótesis no sustentada sobre los efectos negativos de la desalación”, en este caso se trata de una tecnología a disposición del bienestar social y desarrollo productivo, que durante años ha escalado a términos que permiten afirman que su relación con el ambiente es totalmente sustentable.
Mártiz finalizó exponiendo que la desalación no es un privilegio de las grandes empresas y que pueden colocarse plantas que se adapten a situaciones particulares, habiendo ya ciudades completamente abastecidas por agua desalada, como Antofagasta con más del 80% de la población consumiendo agua purificada desde el mar, o abastecimiento de caletas pesqueras aisladas, gracias al carácter modular de la tecnología.
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