“Para producir 5,6 millones de toneladas de hidrógeno verde, Chile necesitaría 35 GW de energía renovable. Hoy, el sistema eléctrico nacional completo tiene 25.2 GW, de los cuales en torno a 12 GW son de energía renovable, es decir, habría que triplicar la capacidad instalada de generación renovable, lo que se ve enorme, pero no inalcanzable…”
Luis Sarrás
Director Asociación Chilena de Hidrógeno, H2 Chile
El hidrógeno no es un actor nuevo, bien conocido es su proceso de producción y manejo seguro desde hace décadas. Sin ir más lejos, es la razón del colapso de nuestra industria del salitre en el siglo pasado. Usando hidrógeno se logró crear salitre sintético, lo que, sumado a nuestra falta de visión como país, nos impidió llegar al desarrollo, como el mundo esperaba. Entonces, ¿En qué radica el gran interés que ha despertado el hidrógeno en el último año?
La respuesta es el hidrógeno verde y su estrecha relación con la sostenibilidad, pues se produce con agua y energía eléctrica renovable. Ésta es la llave que el mundo ha identificado como clave para alcanzar una economía neutra en emisiones de CO2, muestra de ello es el reciente anuncio de la Comunidad Europea, que espera instalar en Europa 40 GW de electrolizadores hacia 2030. Sólo Alemania ya destinó nueve billones de euros a esta iniciativa.
Chile ha tomado conciencia sobre el potencial de sus energías renovables y sobre esta base quiere ser uno de los actores relevantes de este vector energético en el escenario mundial. Según señala el Ministerio de Energía, el hidrógeno aportará en torno a un 20% de la reducción de emisiones necesarias para alcanzar la carbono neutralidad del país en el año 2050. Para ello, habrá que electrificar industrias y también descarbonizar otras donde la electricidad no puede ayudar, como el acero, el cemento, los fertilizantes y otros. Ahí el hidrógeno verde aportará mucho valor.
Lo relevante de esto es que se puede hacer con un impacto medioambiental mínimo; la producción de hidrógeno verde no libera gases efecto invernadero, el resultado de su uso genera sólo vapor de agua y la cantidad de agua que se necesita es mínima para el desafío. Para una mejor idea, reemplazar todo el gas, petróleo y gasolina que hoy utiliza el país, se requieren 5,6 millones de toneladas de hidrógeno, las que se pueden producir con tan sólo un 0,6% del agua que se consume hoy, esto sin considerar que disponemos de una larga costa, muy cercana a los centros de consumo de donde podemos obtener agua desalinizada.
Ahora bien ¿es económicamente viable? Los mercados esperan que, al igual como ocurrió con los paneles solares, el hidrógeno verde baje rápidamente de precio y sea competitivo hacia 2030. De hecho, el reciente acuerdo entre Nikola y NEL en Estados Unidos permite suponer un precio alcanzado de US$2,7/Kg, nivel proyectado para 2030 por el Hydrogen Council y, más aún, la IEA proyecta que en 2030 Chile será el país que producirá el hidrógeno verde más barato del mundo, con valores inferiores a US$2/Kg.
Los desafíos son grandes, pues para producir 5,6 millones de toneladas de hidrógeno, Chile necesitaría 35 GW de energía renovable. Hoy, el sistema eléctrico nacional completo tiene 25.2 GW, de los cuales en torno a 12 GW son de energía renovable, es decir, habría que triplicar la capacidad instalada de generación renovable, lo que se ve enorme, pero no inalcanzable, cuando vemos que Europa quiere tener instalados 40GW en solo 10 años más.
La buena noticia es que existen los recursos naturales para hacerlo y mucho más, ya que se estima que Chile puede multiplicar 55 veces su capacidad instalada total y todo en base a energías renovables, es decir, más de 1.000 GW; usando la radiación solar del norte, los vientos de Magallanes y la extensión completa del territorio, con favorables condiciones para la generación eólica y solar.
No es difícil imaginar el nivel de inversión que esto atraerá al país, posibilitando el desarrollo sostenible de las regiones, creando empleos de calidad y facilitando la generación de productos de mayor valor agregado. Sin ir más lejos, esta podría ser la primera vez en su historia que Chile se vuelva un país exportador de energía.
Chile tiene un potencial gigante para producir el hidrógeno verde más barato del mundo, casi sin impacto medioambiental, potenciando sus exportaciones con un factor diferenciador de sostenibilidad y generando capital humano a lo largo de todo el país y una mejor distribución de la riqueza.
La Asociación Chilena de Hidrógeno fue creada por un grupo de profesionales jóvenes que entendieron la oportunidad del hidrógeno y encontraron un buen apoyo en diversas entidades, tanto en el Estado como en el sector privado. Este empuje ha logrado posicionar el tema, cruzando espectros políticos, académicos, empresariales y comunidades.
A diferencia del siglo pasado, cuando dejamos ir los beneficios del salitre, esta vez, de la mano del elemento que lo destruyó, sí tenemos que aprovechar la oportunidad, trabajar juntos para innovar, crear modelos de negocio y, en definitiva, alcanzar un desarrollo sostenible.
El salitre viene de vuelta.
Luis Sarrás es Ingeniero Civil Electricista de la Universidad de Chile.
Actualmente se desempeña como director de Combustibles para Sudamérica en AES Corporation, desde donde lidera las iniciativas de hidrógeno verde en Sudamérica. Es además director de la Asociación Chilena de Hidrógeno y director de Gasandes Chile.
Tiene más de 25 años de experiencia en mercados de energía, proyectos de generación eléctrica, mercados de transporte marítimo y portuarios, comercialización internacional de combustibles y administración de riesgos de portafolios.
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